sábado, 19 de enero de 2019

T5. VI. El tiempo y la eternidad


*T5. VI. El tiempo y la eternidad*

1. Dios  en Su conocimiento no está  esperando,  pero a  Su Reino  le  falta  algo mientras  tú  esperes. Todos  los  Hijos  de  Dios  están esperando  tu retorno,  tal  como tú estás  esperando el  suyo. En  la eternidad  las  demoras  no importan,  pero en el  tiempo son ciertamente  trágicas. Has  elegido estar  en el  tiempo en vez  de  en la  eternidad, y,  por consiguiente,  crees  estar  en el  tiempo.  Sin embargo,  tu elección  es  a  la  vez  libre  y modificable. No te  corresponde  estar en  el  tiempo.  Te  corresponde  estar únicamente  en  la  eternidad,  donde  Dios  Mismo te  ubicó  para  siempre. 

2. Los  sentimientos  de  culpabilidad son los  que  perpetúan el  tiempo.  Inducen miedo a  las represalias  o al  abandono, garantizando así  que  el  futuro sea  igual  que  el  pasado.  En esto consiste  la continuidad  del  ego,  la  cual  le  proporciona  una  falsa  sensación  de  seguridad al  creer  que  tú no puedes  escaparte  de  ella. Pero no sólo puedes, sino que  tienes  que  hacerlo.  Dios  te  ofrece  a  cambio la  continuidad de  la  eternidad.  Cuando te  decidas  a  hacer este  intercambio,  reemplazarás simultáneamente  la  culpabilidad  por la  dicha, la  crueldad  por el  amor y el  dolor por la  paz. Mi  papel consiste  únicamente  en desatar  las  cadenas  que  aprisionan  tu voluntad y liberarla.  Tu  ego no puede aceptar  esta  libertad,  y se  opondrá  a  ella  siempre  que  pueda  y en cualquier forma  que  pueda.  Y puesto  que  tú eres  su hacedor,  reconoces  lo que  él  puede  hacer, pues  le  conferiste  el  poder  de hacerlo. 

3.  Acuérdate  siempre  del  Reino,  y recuerda  que  tú que  formas  parte  de  él, jamás  te  puedes  perder. La  Mente  que  estaba  en  mí  está  en ti,  pues  Dios  crea  con absoluta  imparcialidad.  Deja  que  el Espíritu Santo  te  recuerde  siempre  Su imparcialidad, y déjame  enseñarte  cómo compartirla  con tus hermanos. ¿De  qué  otra  manera  sino se  te  puede  brindar la  oportunidad  de  reivindicarla  para  ti mismo? Ambas  voces  hablan simultáneamente  en  favor de  diferentes  interpretaciones  de  una  misma cosa, o casi  simultáneamente,  pues  el  ego  siempre  habla  primero. Las  interpretaciones  que representan la otra alternativa no se hicieron necesarias hasta que se concibió la primera de ellas. 

4. El ego dicta sentencia y el Espíritu Santo revoca sus decisiones, en forma similar a como en este mundo un tribunal supremo tiene la potestad de revocar las decisiones de un tribunal inferior. Las decisiones del ego son siempre erróneas porque están basadas en el error para cuya defensa se tomaron. El ego no interpreta correctamente nada de lo que percibe. No sólo cita las Escrituras para defender su causa, sino que incluso las interpreta como testigos a su favor. A juicio del ego, la Biblia es algo temible. Al percibirla como algo temible la interpreta con miedo. Al sentir miedo, no apelas al Tribunal Supremo porque crees que también fallaría en tu contra. 

5. Existen muchos ejemplos que muestran la forma en que las interpretaciones del ego son engañosas, pero con unos pocos bastará para mostrar cómo el Espíritu Santo puede reinterpretarlas bajo Su Propia Luz. 

6. Para el Espíritu Santo, "Lo que el hombre sembrare, eso cosechará" quiere decir que lo que consideres digno de ser cultivado lo cultivarás en ti mismo. Considerar que algo es valioso es lo que lo hace valioso para ti. 

7. "Mía es la venganza, dice el Señor", puede reinterpretarse fácilmente si recuerdas que las ideas se expanden sólo al compartirse. La aseveración subraya el hecho de que la venganza no se puede compartir. Dásela, por lo tanto, al Espíritu Santo, Quien te librará de ella, puesto que no le corresponde estar en tu mente, la cual forma parte de Dios. 

8. De acuerdo con la interpretación del ego, "Castigaré los pecados de los padres hasta la tercera y cuarta generación" es una aseveración especialmente cruel. Se convierte simplemente en un intento por parte del ego de garantizar su propia supervivencia. Para el Espíritu Santo, la frase significa que en las generaciones posteriores Él todavía podrá reinterpretar lo que las generaciones previas habían entendido mal, anulando así la capacidad de dichos pensamientos para suscitar miedo. 

9. "Los impíos perecerán" se convierte en una declaración de Expiación, si se entiende la palabra "perecerán" con el significado de "serán deshechos". Todos los pensamientos no amorosos tienen que ser deshechos, palabra ésta que el ego ni siquiera puede entender. Para el ego, deshacer significa destruir. El ego no será destruido porque forma parte de tu pensamiento, pero como no es creativo, y es, por consiguiente, incapaz de compartir, será reinterpretado de otra manera para así liberarte del miedo. La parte de la mente que le diste al ego regresará simplemente al Reino, donde a toda ella le corresponde estar. Puedes demorar la complexión del Reino, pero no puedes introducir el concepto de miedo en él. 

10. No tienes por qué temer que el Tribunal Supremo te vaya a condenar. Éste simplemente declarará sin lugar el caso contra ti. No puede haber caso contra un Hijo de Dios, y todo testigo que da fe de la culpabilidad de las creaciones de Dios está levantando falso testimonio contra Dios Mismo. Apela jubilosamente todo lo que creas al Propio Tribunal Supremo de Dios, ya que éste habla por Él, y, por consiguiente, lo que afirma es la verdad. Declarará sin lugar el caso contra ti, no importa cuán cuidadosamente lo hayas preparado. Lo podrás haber planeado a prueba de todo, pero no está a prueba de Dios. El Espíritu Santo no le dará audiencia, pues Él sólo puede dar testimonio de la verdad. Su veredicto será siempre: "Tuyo es el Reino", porque el Espíritu Santo te fue dado para recordarte lo que eres. 

11. Cuando dije: "Yo he venido como una luz al mundo", lo que quise decir fue que vine a compartir la luz contigo. Recuerda mi referencia al espejo tenebroso del ego, y recuerda también que dije: "No mires ahí". Todavía sigue siendo cierto que es a ti a quien le corresponde decidir dónde has de buscar para encontrarte a ti mismo. La paciencia que tengas con tu hermano es la misma paciencia que tendrás contigo mismo. ¿No es acaso digno un Hijo de Dios de que se tenga paciencia con él? He tenido infinita paciencia contigo porque mi voluntad es la Voluntad de nuestro Padre, de Quien aprendí lo que es la paciencia infinita. Su Voz estaba en mí tal como está en ti, exhortándonos a tener paciencia con la Filiación en Nombre de su Creador. 

12. Ahora debes aprender que sólo la paciencia infinita produce resultados inmediatos. Así es como el tiempo se intercambia por la eternidad. La paciencia infinita recurre al amor infinito, y, al producir resultados ahora, hace que el tiempo se haga innecesario. Hemos dicho repetidamente que el tiempo es un recurso de aprendizaje que será abolido cuando ya no sea necesario. El Espíritu Santo, que habla en favor de Dios en el tiempo, sabe también que el tiempo no tiene sentido. Él te recuerda esto en todo momento porque Su función especial consiste en conducirte de regreso a la eternidad y permanecer allí para bendecir tus creaciones. Él es la única bendición que realmente puedes dar, pues es verdaderamente bendito. Puesto que Dios te dio el Espíritu Santo libremente, tienes que darlo tal como lo recibiste.

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