sábado, 19 de enero de 2019

T5. IV. Enseñanza y curación


*T5. IV. Enseñanza y curación*

1. Lo  que  el  miedo ha  ocultado  sigue  siendo parte  de  ti. Unirse  a  la  Expiación es  la  manera  de escapar  del  miedo. El  Espíritu Santo te  ayudará  a  reinterpretar todo lo  que  percibes  como temible, y te  enseñará  que  sólo  lo que  es  amoroso  es  cierto.  La  verdad  está  más  allá  de  tu capacidad  para destruir;  aceptarla, en cambio,  está  enteramente  a  tu alcance.  Te  pertenece  porque, al  ser tú una extensión de  Dios, la  creaste  junto con  Él. Es  tuya  porque  forma  parte  de  ti, tal  como  tú formas parte  de  Dios  porque  Él  te  creó. Nada  que  sea  bueno se  puede  perder,  pues  procede  del  Espíritu Santo,  la  Voz  que  habla  en  favor de  la  creación. Nada  que  no sea  bueno fue  creado  jamás, y, por lo tanto, no puede  ser protegido.  La  Expiación  garantiza  la  seguridad del  Reino,  y la  unión de  la Filiación  lo protege. El  ego no puede  prevalecer contra  el  Reino porque  la  Filiación está  unida.  En presencia  de  aquellos  que  oyen la  exhortación  del  Espíritu Santo  a  ser uno, el  ego se  desvanece  y queda  deshecho. 

2. Lo  que  el  ego  forja  se  lo  guarda  para  sí, y, por lo tanto,  carece  de  fuerza. Su existencia  no se puede  compartir.  No muere;  simplemente  nunca  nació.  El  nacimiento  físico no es  un comienzo,  es una  continuación.  Todo  lo que  continúa  ha  nacido  ya.  Aumentará  a  medida  que  estés  cada  vez  más dispuesto  a  devolverle  a  la  parte  superior de  tu  mente  la  parte  que  no está  sana, devolviéndole  de este  modo tu mente  indivisa  a  la  creación.  Yo he  venido  a  sentar las  bases  para  que  tus  propios pensamientos  puedan  hacerte  verdaderamente  libre. Has  cargado con  un fardo de  ideas  que  no se pueden  compartir y que  son demasiado endebles  como  para  poder expandirse. Mas  una  vez  que  las concebiste  no supiste  cómo erradicarlas.  Tú no puedes  cancelar  tus  propios  errores  pasados  por tu cuenta. No desaparecerán de  tu mente  sin la  Expiación, remedio éste  que  no es  obra  tuya.  La Expiación  debe  entenderse  exclusivamente  como un simple  acto  de  compartir.  Eso es  lo que  quise decir cuando  afirmé  que  incluso  en este  mundo  es  posible  escuchar  una  sola  Voz.  Si  formas  parte  de Dios  y la  Filiación es  una, no puedes  estar  limitado  al  ser que  el  ego ve. 

3. Cada  pensamiento amoroso que  cualquier parte  de  la  Filiación abriga  es  patrimonio  de  todas  sus partes. Se  puede  compartir  porque  es  amoroso. Dios  crea  compartiendo, y así  es  como tú creas también.  El  ego  puede  mantenerte  exiliado  del  Reino,  pero en el  Reino  en sí  el  ego  no tiene  ningún poder.  Las  ideas  del  espíritu no abandonan  la  mente  que  las  piensa,  ni  tampoco pueden  entrar en conflicto  entre  sí. Las  ideas  del  ego, en cambio,  pueden entrar  en conflicto  porque  ocurren en diferentes  niveles  y también  porque  incluyen pensamientos  que  incluso en el  mismo  nivel  están  en franca  oposición.  Es  imposible  compartir pensamientos  que  se  oponen entre  sí. Sólo  puedes compartir  los  pensamientos  que  proceden  de  Dios, los  cuales  Él  conserva  para  ti.  El  Reino de  los Cielos  se  compone  de  pensamientos  de  esa  clase.  Todos  los  demás  permanecerán  contigo  hasta  que el  Espíritu  Santo los  haya  reinterpretado  a  la  luz  del  Reino, haciendo que  sean también dignos  de  ser compartidos. Cuando  se  hayan purificado lo  suficiente  Él  te  permitirá  compartirlos.  La  decisión de compartirlos  es  lo que  los  purifica. 

4.  Yo oí  una  sola  Voz  porque  comprendí  que  era  imposible  que  pudiese  expiar únicamente  para  mí mismo. Escuchar una sola Voz implica que has decidido compartirla para así poderla oír tú mismo. La Mente que estaba en mí se siente todavía irresistiblemente atraída hacia todas las mentes creadas por Dios, porque la Plenitud de Dios es la plenitud de Su Hijo. Nada puede hacerte daño, y no debes mostrarle a tu hermano nada que no sea tu plenitud. Muéstrale que él no puede hacerte daño y que no le guardas rencor, pues, de lo contrario, te estarás guardando rencor a ti mismo. Ése es el significado de: "Ofrécele también la otra mejilla". 

5. Se puede enseñar de muchas maneras, pero ante todo con el ejemplo. Enseñar debe ser curativo, ya que consiste en compartir ideas y en el reconocimiento de que compartir ideas es reforzarlas. No puedo olvidar la necesidad que tengo de enseñar lo que he aprendido, la cual surgió en mí precisamente por haberlo aprendido. Te exhorto a que enseñes lo que has aprendido porque al hacerlo podrás contar con ello. Haz que sea algo con lo que puedes contar en mi nombre porque mi nombre es el Nombre del Hijo de Dios. Lo que aprendí te lo doy libremente, y la Mente que estaba en mí se regocija cuando eliges escucharla. 

6. El Espíritu Santo expía en todos nosotros deshaciendo y de esta manera te libera de la carga que le has impuesto a tu mente. Al seguir al Espíritu Santo se te conduce de regreso a Dios, que es donde te corresponde estar. Mas ¿cómo podrías encontrar el camino que conduce a Él sino llevando a tu hermano contigo? Mi papel en la Expiación no concluirá hasta que no te unas a ella y se la ofrezcas a otros. Lo que enseñes es lo que aprenderás. Nunca te dejaré desamparado ni te abandonaré porque hacer eso sería abandonarme a mí mismo y abandonar a Dios que me creó. Abandonas a Dios y te abandonas a ti mismo cuando abandonas a cualquiera de tus hermanos. Tienes que aprender a verlos tal como son, y entender que le pertenecen a Dios al igual que tú. ¿De qué mejor manera puedes tratar a tu hermano que dándole a Dios lo que es de Dios? 

7. La Expiación te confiere el poder de una mente que ha sanado, pero el poder de crear es de Dios. Por lo tanto, aquellos que han sido perdonados deben dedicarse en primer lugar a curar, pues al haber aceptado la idea de la curación, deben compartirla para así conservarla. El poder de la creación en su totalidad no se puede expresar si una sola de las ideas de Dios se encuentra excluida del Reino. La voluntad conjunta de la Filiación es el único creador que puede crear como el Padre, ya que sólo lo que es íntegro puede pensar íntegramente, y al pensamiento de Dios no le falta nada. Cualquier pensamiento que tengas que no sea a través del Espíritu Santo no es íntegro. 

8. ¿Cómo es posible que tú que eres tan santo puedas sufrir? Todo tu pasado, excepto su belleza, ha desaparecido, y no queda ni rastro de él, salvo una bendición. He salvaguardado todas tus bondades y cada pensamiento amoroso que jamás hayas abrigado. Los he purificado de los errores que ocultaban su luz, y los he conservado para ti en su perfecta luminiscencia. Se encuentran más allá de la destrucción y de la culpabilidad. Procedieron del Espíritu Santo en ti, y sabemos que lo que Dios crea es eterno. Puedes ciertamente partir en paz porque te he amado como me amé a mí mismo. Mi bendición va contigo para que la extiendas. Consérvala y compártela, para que sea siempre nuestra. Pongo la paz de Dios en tus manos y en tu corazón para que la conserves y la compartas. El corazón la puede conservar debido a su pureza y las manos la pueden ofrecer debido a su fuerza. No podemos perder. Mi juicio es tan poderoso como la sabiduría de Dios, en Cuyo Corazón y Manos radica nuestra existencia. Sus sosegadas criaturas son Sus Hijos benditos. Los Pensamientos de Dios están contigo. 

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