jueves, 24 de octubre de 2019

Manual para el maestro 24. ¿Existe la reencarnación?


*Manual para el maestro 24. ¿Existe la reencarnación?*

1. En  última  instancia,  la  reencarnación es  imposible. El  pasado no existe  ni  el  futuro tampoco, y la idea  de  nacer en un cuerpo  ya  sea  una  o muchas  veces  no tiene  sentido. La  reencarnación,  por lo tanto, no puede  ser verdad desde  ningún  punto de  vista.  Nuestra  única  pregunta  debería  ser:  "¿Es  un concepto útil?"  Y  eso depende,  por supuesto, del  uso que  se  le  dé. Si  se  usa  para  reforzar el reconocimiento  de  la  naturaleza  eterna  de  la  vida,  es  ciertamente  útil. ¿Qué  otra  pregunta  con respecto a  la  reencarnación  podría  ser útil  para  arrojar  luz  sobre  el  camino?  Al  igual  que  muchas otras  creencias, ésta  puede  usarse  desacertadamente. En  el  mejor de  los  casos, el  mal  uso que  se hace  de  ella  da  lugar a  preocupaciones  y tal  vez  a  orgullo  por el  pasado.  En el  peor de  los  casos, provoca  inercia  en el  presente.  Y  entre  estos  dos  extremos, puede  dar lugar a  muchísimas insensateces. 

2. La  reencarnación  no sería, en ningún  caso, el  problema  con el  que  hay que  lidiar  ahora. Si  la reencarnación fuese  responsable  de  algunas  de  las  dificultades  a  las  que  el  individuo se  enfrenta ahora,  la  única  tarea  de  éste  seguiría  siendo la  de  escapar  de  ellas  ahora. Si  lo  que  está  haciendo es sentando  las  bases  para  una  vida  futura,  aun así  sólo puede  solventar  el  asunto de  su salvación ahora.  Puede  que  algunos  hallen  consuelo en el  concepto, y si  ello los  consuela,  su valor es evidente.  Lo cierto es, sin embargo,  que  tanto  los  que  creen  en la  reencarnación  como los  que  no, pueden  encontrar  el  camino  que  conduce  a  la  salvación.  Por lo  tanto,  no puede  considerarse  que  sea una  idea  esencial  en el  programa  de  estudios. Siempre  existe  cierto  riesgo en ver  el  presente  en función  del  pasado.  Mas  siempre  hay algo  bueno en cualquier  pensamiento que  refuerce  la  idea  de que  la  vida  y el  cuerpo  no son lo  mismo. 

3. Para  nuestros  propósitos, no sería  útil  adoptar  una  postura  definitiva  al  respecto. Un maestro  de Dios  debe  ser igualmente  útil  para  los  que  creen  en la  reencarnación  como para  los  que  no. Exigirle una  postura  definitiva  simplemente  limitaría  su utilidad, así  como su propia  capacidad de  decisión. Nuestro curso no se  ocupa  de  ningún concepto que  no sea  aceptable  para  cualquier persona, independientemente de sus creencias previas. Bastante tendrá con lidiar con su ego, como para añadir controversias sectarias a su carga. Tampoco sería ventajoso que alguien aceptara el curso prematuramente, solo porque éste apoya una creencia que él ha albergado por mucho tiempo. 

4. No puede hacerse demasiado hincapié en el hecho de que lo que el curso se propone es una completa inversión del pensamiento. Cuando esto finalmente se logre, cuestiones tales como la validez de la reencarnación dejarán de tener sentido. Hasta entonces, es probable que sean simplemente motivo de controversia. El maestro de Dios, por lo tanto, hará bien en alejarse de todas esas cuestiones, ya que aparte de ellas es mucho lo que tiene que enseñar y aprender. Debe aprender y enseñar que las cuestiones teóricas no son más que una pérdida de tiempo, puesto que desvían al tiempo del propósito que se le asignó. Si un concepto o una creencia tiene aspectos útiles, se le dirá. También se le dirá cómo usarlos. ¿Qué más necesita saber? 

5. ¿Quiere decir esto que el maestro de Dios no debe creer en la reencarnación, ni discutirla con otros que sí creen en ella? ¡Por supuesto que no! Si él cree en la reencarnación, sería un error que renunciase a su creencia a menos que su Maestro interno así se lo aconsejase. Y eso es muy poco probable. Es posible que se le indique que está haciendo un mal uso de la creencia, de tal manera que ello resulta perjudicial tanto para el progreso de su alumno como para el suyo propio. En ese caso se le recomendaría una re-interpretación, puesto que ésta sería necesaria. Lo único que se tiene que reconocer, no obstante, es que el nacimiento no fue el principio y que la muerte no es el final. Mas ni siquiera esto se requiere del principiante. Él sólo necesita aceptar la idea de que lo que sabe no es necesariamente todo lo que es posible aprender. Su jornada habrá comenzado. 

6. El énfasis de este curso es siempre el mismo: en este momento es cuando se te ofrece total salvación, y en este momento es cuando puedes aceptarla. Ésa sigue siendo tu única responsabilidad. La Expiación se puede equiparar a la escapatoria total del pasado y a la total falta de interés por el futuro. El Cielo está aquí. No existe ningún otro lugar. El Cielo es ahora. No existe ningún otro tiempo. Los maestros de Dios no se interesan por ninguna otra enseñanza que no conduzca a esto. Todas las creencias apuntan a ello si han sido interpretadas correctamente. En este sentido, se puede decir que su verdad está determinada por el provecho que resulte de ellas. Todas las creencias que facilitan el progreso se deben respetar. Éste es el único criterio que este curso requiere. No se requiere nada más. 

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