sábado, 26 de octubre de 2019

Clarificación de términos: Epílogo


*Clarificación de términos: Epílogo*

1. No olvides  que  una  vez  que  esta  jornada  ha  comenzado,  el  final  es  seguro. Las  dudas  te  asaltarán una  y otra  vez  a  lo largo  del  camino, y luego  se  aplacarán sólo para  volver a  surgir.  El  final, no obstante, es  indudable. Nadie  puede  dejar de  hacer lo que  Dios  le  ha  encomendado que  haga. Cuando  te  olvides  de  esto, recuerda  que  caminas  a  Su lado, con Su Palabra  impresa  en tu corazón. ¿Quién  puede  desalentarse  teniendo  una  Esperanza  como  ésa?  Ilusiones  de  abatimiento  parecerán asaltarte,  pero aprende  a  no dejarte  engañar por ellas. Detrás  de  cada  ilusión está  la  realidad  y está Dios. ¿Por qué  querrías  seguir esperando por esto  y substituirlo  por ilusiones, cuando  Su  Amor se encuentra  tan sólo un instante  más  allá  en el  camino  donde  todas  ellas  acaban?  El  final  es  indudable y está  garantizado por Dios. ¿Quién  se  detendría  ante  una  imagen inerte, cuando  un paso más  allá  el más  Santo de  todos  los  Santos  abre  una  puerta  inmemorial  que  conduce  más  allá  del  mundo? 

2.  Tú eres  un extraño aquí.  Pero le  perteneces  a  Aquel  que  te  ama  como  Él  se  ama  a  Sí  Mismo.  Sólo con  que  me  pidas  que  te  ayude  a  hacer  rodar la  piedra,  ello  se  hará  conforme  a  Su  Voluntad.  Nuestra jornada  ya  ha  comenzado.  Hace  mucho  tiempo que  el  final  se  escribió  en las  estrellas  y se  plasmó en  los  Cielos  con un rayo  de  luz  brillante  que  lo ha  mantenido  a  salvo en la  eternidad y a  lo largo del tiempo, y que aún lo conserva inalterado, imperturbable e inmutable. 

3. No tengas miedo. No hemos hecho más que reanudar una vieja jornada que comenzamos hace mucho tiempo, pero que aparenta ser nueva. Hemos reanudado nuestra jornada por la misma senda que estábamos recorriendo antes y en la que, por un tiempo, nos perdimos. Y ahora intentamos recorrerla de nuevo. Nuestro nuevo comienzo posee la certeza que le había faltado a la jornada hasta ahora. Levanta la mirada y contempla Su Palabra entre las estrellas, donde Él ha escrito tu nombre junto con el Suyo. Levanta la mirada y halla tu infalible destino que el mundo quiere ocultar, pero que Dios quiere que veas. 

4. Esperemos aquí en silencio, y arrodillémonos un instante en agradecimiento hacia Aquel que nos llamó y nos ayudó a oír Su Llamada. Y luego levantémonos y recorramos con fe el camino que nos conduce a Él. Ahora estamos seguros de que no caminamos solos. Pues Dios está aquí, y con Él todos nuestros hermanos. Ahora sabemos que jamás volveremos a extraviarnos. El canto que sólo se había interrumpido por un instante se vuelve a oír, si bien parece como si nunca antes se hubiese entonado. Lo que aquí ha empezado ganará fuerza, vida y esperanza, hasta que el mundo se detenga por un instante y olvide todo lo que el sueño de pecado hizo de él. 

5. Salgamos al encuentro de ese mundo recién nacido, sabiendo que Cristo ha renacido en él y que la bendición de su renacimiento perdurará para siempre. Habíamos perdido el rumbo, pero Él lo ha encontrado por nosotros. Démosle la bienvenida a Aquel que regresa a nosotros para celebrar la salvación y el fin de todo lo que creíamos haber hecho. El lucero del alba de este nuevo día contempla un mundo diferente en el que se le da la bienvenida a Dios, y a Su Hijo junto con Él. Nosotros que le completamos, le damos las gracias, tal como Él nos las da a nosotros. El Hijo reposa, y en la quietud que Dios le dio, entra en su hogar y por fin está en paz. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si quieres que te resuelva cualquier pregunta no dudes en ponerte en contacto conmigo a través de e-mail, estaré encantado de ayudarte: edgardomenechcoach@hotmail.com
También puedes buscarme en Facebook como Edgar Doménech Macías.