martes, 22 de octubre de 2019

Manual para el maestro 13. ¿Cuál es el verdadero significado del sacrificio?


*Manual para el maestro 13. ¿Cuál es el verdadero significado del sacrificio?*

1.  Aunque  en la  realidad  el  término  sacrificio no tiene  absolutamente  ningún  significado,  en el mundo  sí  que  lo tiene.  Al  igual  que  todas  las  cosas  del  mundo, su significado  es  temporal, y una  vez que  deje  de  haber necesidad de  él,  se  disolverá  finalmente  en la  nada  de  donde  provino. De momento,  su verdadero  significado es  una  lección  que  tienes  que  aprender.  Al  igual  que  todas  las demás  lecciones, es  una  ilusión,  puesto que  en  realidad no hay nada  que  aprender. Esta  ilusión, no obstante, debe  ser reemplazada  por un mecanismo correctivo:  otra  ilusión que  reemplace  a  la primera  para  que  ambas  puedan finalmente  desaparecer.  La  primera  ilusión que  debe  ser desplazada antes  de  que  otro  sistema  de  pensamiento pueda  arraigarse,  es  que  abandonar  las  cosas  de  este mundo  supone  un sacrificio.  ¿Qué  podría  ser esto sino una  ilusión,  dado que  el  mundo en sí  no es más  que  una  ilusión?

2. Se tiene que haber aprendido mucho, tanto para darse cuenta de que el mundo no tiene nada que ofrecer como para aceptar este hecho. ¿Qué puede significar el sacrificio de lo que no es nada? No puede significar que como resultado de ello tengas menos. De acuerdo con el pensar del mundo, no hay sacrificio que no incluya al cuerpo. Piensa por un momento en aquello a lo que el mundo llama sacrificio. El poder, la fama, el dinero, los placeres físicos, ¿quién es el "héroe" que posee todas esas cosas? ¿Qué significado podrían tener excepto para un cuerpo? Mas un cuerpo no puede evaluar. Al ir en pos de tales cosas, la mente se identifica con el cuerpo, negando su identidad y perdiendo de vista lo que realmente es. 

3. Una vez que se ha producido esta confusión, a la mente le resulta imposible entender que todos los "placeres" del mundo no son nada. Pero el sacrificio que éstos conllevan, ¡eso sí que es un sacrificio! Pues ahora la mente se ha condenado a sí misma a buscar sin la posibilidad de hallar nada, a estar insatisfecha y descontenta para siempre, y a no saber lo que realmente quiere hallar. ¿Quién podría escapar de esta auto-condenación? Sólo a través de la Palabra de Dios es posible escapar, pues la auto-condenación es una decisión acerca de nuestra identidad y nadie duda de lo que cree ser. Podrá dudar de todo, pero nunca de eso. 

4. Los maestros de Dios no sienten ningún pesar al renunciar a los placeres del mundo. ¿Cómo podría ser un sacrificio renunciar al dolor? ¿Lamentan acaso los adultos abandonar los juguetes que tenían de niños? Y el que ha vislumbrado la faz de Cristo, ¿podría sentir nostalgia por lo que ocurre en un matadero? Nadie que se haya escapado del mundo y de todos sus males lo contempla con condenación. No obstante, no puede sino alegrarse de estar libre del sacrificio que todas las cosas que el mundo valora le habrían exigido. Por ellas sacrificaba su paz. Por ellas sacrificaba su libertad. Y, para poseerlas, hubiera tenido que sacrificar su esperanza de alcanzar el Cielo y el recuerdo del Amor de su Padre. ¿Quién, en su sano juicio, escogería lo que no es nada como substituto de lo que lo es todo? 

5. ¿Qué es realmente el sacrificio? Es el precio que se paga por creer en las ilusiones. Es el precio que hay que pagar por negar la verdad. No hay placer en el mundo que no exija esto, pues, de otra manera, se vería que el placer es dolor, y nadie pediría dolor si reconociese que eso es lo que está pidiendo. La idea de sacrificio es la que lo ciega. No se da cuenta de lo que está pidiendo, y, por lo tanto, lo busca de mil maneras y en mil lugares distintos creyendo en cada ocasión que está allí, pero siempre acaba desilusionado. "Busca, pero no halles" sigue siendo el decreto implacable de este mundo, y nadie que persiga los objetivos del mundo puede eludirlo. 

6. Tal vez pienses que este curso requiere que sacrifiques todo aquello que tienes en gran estima. En cierto sentido eso es cierto, pues tienes en gran estima cosas que crucifican al Hijo de Dios, y el objetivo de este curso es liberarlo. Pero no te equivoques con respecto a lo que el sacrificio realmente significa. El sacrificio es siempre la renuncia a lo que quieres. ¿Y qué es, oh maestro de Dios, lo que quieres? Dios te ha llamado y tú has contestado. ¿Sacrificarías ahora esa Llamada? Son muy pocos los que la han oído hasta ahora, y no pueden sino recurrir a ti. No hay otra esperanza en todo el mundo en la que puedan confiar. No hay otra voz en todo el mundo que sea eco de la de Dios. Si sacrificas la verdad, ellos se quedan en el infierno. Y si ellos se quedan en el infierno, tú no podrías sino quedarte allí con ellos. 

7. No olvides que el sacrificio es total. No hay sacrificios a medias. No puedes renunciar parcialmente al Cielo. No puedes estar en el infierno sólo un poco. La Palabra de Dios no admite excepciones. Esto es lo que hace que sea santa y que esté más allá del mundo. Es su santidad la que señala hacia Dios. Es su santidad la que te pone a salvo. La niegas cada vez que, por la razón que sea, atacas a un hermano. Pues entonces es cuando te separas de Dios. Mas esa separación no es posible. Es una separación que no puede ocurrir, una separación, no obstante, en la que sin duda creerás porque habrás dado lugar a una situación imposible. Y en esa situación, lo imposible parece ocurrir. Y parece ocurrir "a expensas" de la verdad. 

8. Maestro de Dios, no te olvides de lo que realmente es el sacrificio, y recuerda lo que cada decisión que tomas significa en función de su costo. Decide en favor de Dios, y todo se te dará sin costo alguno. Decide contra Él, y escoges lo que no es nada, a costa de la conciencia de lo que es todo. ¿Qué quieres enseñar? Recuerda solamente lo que quieres aprender, pues eso es lo único que debe importarte. La Expiación es para ti. Tu aprendizaje la reivindica y tu aprendizaje la provee. El mundo no te la ofrece, pero aprende este curso y será tuya. Dios te ofrece Su Palabra, pues tiene necesidad de maestros. ¿Qué otra manera puede haber de salvar a Su Hijo? 

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