jueves, 31 de enero de 2019

Lección 44. Dios es la luz en la que veo


*Lección 44. Dios es la luz en la que veo*

1. Hoy continuamos  con la  idea  de  ayer,  agregándole  otra  dimensión.  No puedes  ver  en la obscuridad,  y no puedes  fabricar luz.  Puedes  fabricar  obscuridad y luego  pensar que  ves  en ella, pero  la  luz  refleja  vida,  y es, por lo tanto,  un aspecto  de  la  creación.  La  creación  y la  obscuridad  no pueden  coexistir, pero la  luz  y la  vida  son inseparables, pues  no son sino diferentes  aspectos  de  la creación. 

2. Para  poder ver, tienes  que  reconocer que  la  luz  se  encuentra  en tu  interior  y no afuera.  No puedes ver  fuera  de  ti,  ni  tampoco se  encuentra  fuera  de  ti  el  equipo que  necesitas  para  poder ver.  Una  parte esencial de ese equipo es la luz que hace posible el que puedas ver. Esa luz está siempre contigo, haciendo que la visión sea posible en toda circunstancia. 

3. Hoy vamos a intentar llegar hasta esa luz. Para tal fin, utilizaremos una forma de ejercicio que ya se sugirió anteriormente, y que vamos a utilizar cada vez más. Dicha forma de ejercicio es especialmente difícil para la mente indisciplinada y representa uno de los objetivos principales del entrenamiento mental. Requiere precisamente lo que le falta a la mente sin entrenar. Con todo, si has de ver, dicho entrenamiento tiene que tener lugar. 

4. Lleva a cabo como mínimo tres sesiones de práctica hoy, cada una de tres a cinco minutos de duración. Recomendamos enfáticamente que les dediques más tiempo, pero únicamente si notas que el tiempo pasa sin que experimentes ninguna sensación de tensión o muy poca. La forma de práctica que vamos a utilizar hoy es la más natural y fácil del mundo para la mente entrenada, tal como parece ser la más antinatural y difícil para la mente sin entrenar. 

5. Tu mente ya no está completamente sin entrenar. Estás bastante listo para aprender la forma de ejercicio que vamos a utilizar hoy, pero es posible que te topes con una gran resistencia. La razón es muy simple. Al practicar de esta manera, te desprendes de todo lo que ahora crees y de todos los pensamientos que has inventado. Propiamente dicho, esto constituye tu liberación del infierno. Sin embargo, si se percibe a través de los ojos del ego, es una pérdida de identidad y un descenso al infierno. 

6. Si te puedes apartar del ego, aunque sólo sea un poco, no tendrás dificultad alguna en reconocer que su oposición y sus miedos no significan nada. Tal vez te resulte útil recordarte a ti mismo de vez en cuando, que alcanzar la luz es escapar de la obscuridad, independientemente de lo que creas al contrario. Dios es la luz en la que ves. Estás intentando llegar a Él. 

7. Da comienzo a la sesión de práctica repitiendo la idea de hoy con los ojos abiertos, luego ciérralos lentamente mientras repites la idea varias veces más. Trata entonces de sumergirte en tu mente, abandonando cualquier clase de interferencia e intrusión a medida que te sumerges serenamente más allá de ellas. No hay nada, excepto tú, que pueda impedirle a tu mente hacer esto. Tu mente está sencillamente siguiendo su curso natural. Trata de observar los pensamientos que te vengan sin involucrarte con ninguno de ellos, y pásalos de largo tranquilamente. 

8. Si bien no se recomienda ningún enfoque en particular para esta forma de ejercicio, sí es necesario que te des cuenta de cuán importante es lo que estás haciendo, el inestimable valor que ello tiene para ti, así como que seas consciente de que estás intentando hacer algo muy sagrado. La salvación es el más feliz de todos tus logros. Es asimismo el único que tiene sentido porque es el único que tiene verdadera utilidad para ti. 

9. Si experimentas cualquier clase de resistencia, haz una pausa lo suficientemente larga como para poder repetir la idea de hoy con los ojos cerrados, a no ser que notes que tienes miedo. En ese caso es probable que abrir los ojos brevemente te haga sentir más tranquilo. Trata, sin embargo, de reanudar los ejercicios con los ojos cerrados tan pronto como puedas. 

10. Si estás haciendo los ejercicios correctamente, deberías experimentar una cierta sensación de relajación, e incluso sentir que te estás aproximando a la luz o de hecho adentrándote en ella. Trata de pensar en la luz, sin forma y sin límites, según pasas de largo los pensamientos de este mundo. Y no te olvides de que no te pueden atar a él a no ser que tú les des el poder de hacerlo. 

11. Durante el transcurso del día, repite la idea a menudo con los ojos abiertos o cerrados, como mejor te parezca en su momento. Pero no te olvides de repetirla. Sobre todo, decídete hoy a no olvidarte. 


~Lección 44 UCDM:
''Dios es la luz en la que veo''.

*Comentario:

¿Qué es la luz? Todos sabemos lo que significa el ying y el yang, el símbolo representa que en toda parte negra o oscura, hay un punto de luz, y que en toda parte blanca o luminosa, hay un punto de oscuridad. Pues bien, todas las personas somos así, nacemos siendo pura semilla de luz, siendo niño, siendo el momento presente, siendo... cuando crecemos nos enseñan la parte oscura y conocemos las dos partes de nosotros mismos, pero nuestra mente se divide literalmente, nos sumimos en las obligaciones mundanas y conocemos la oscuridad que nos nubla la visión de Cristo que es la luz... en la edad adulta, muchos de nosotros (la inmensa mayoría) acabamos sumidos en el ego, aunque siempre vas a tener esa parte de luz, que cuando tomes consciencia en el momento presente, te haga ver la luz que eres. Esa parte luminosa que siempre tendrás es tu guía interior, la voz que Dios te dio para que tu percepción llegara a ser el conocimiento.

Hemos dicho en lecciones anteriores, que el Espíritu Santo es el puente entre la percepción y el conocimiento. La percepción la mayoría de veces es errónea, por lo tanto pertenece al ámbito del ego, y el conocimiento siempre es tu parte de luz, o lo que es lo mismo Dios.

Dios es la luz en la que ves, porqué Dios es el conocimiento, por lo tanto, el conocimiento es la luz y la percepción verdadera. Así que cuando alcances el conocimiento, verás la luz en todas las cosas y conocerás a Dios dentro de ti.

Dios es la luz en la que ves, porqué la visión verdadera que te otorga, te hace ver todas las cosas desde la unidad, el amor y el agradecimiento. Por eso cuando decides de nuevo, puedes ver únicamente la luz que eres, entonces llevas al ego a juicio y lo declaras inexistente.

En este mundo hemos venido a perdonar las ilusiones, y para ello necesitamos ver a través de nuestra visión Cristica. Sólo entonces veremos y conoceremos la luz que nos ofrece Dios.

~Comentario: Edgar Doménech Macías.


~Vídeo lectura profunda de la lección: Arantxa Carrera Salas - Matriz del Cambio.


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