miércoles, 30 de enero de 2019

Lección 43. Dios es mi Fuente. No puedo ver separado de Él


*Lección 43. Dios es mi Fuente. No puedo ver separado de Él*

1. La  percepción no es  un atributo de  Dios. El  ámbito de  Dios  es  el  del  conocimiento. Sin embargo, Él  ha  creado  al  Espíritu  Santo para  que  sirva  de  Mediador  entre  la  percepción y el  conocimiento. Sin este  vínculo  con Dios, la  percepción  habría  reemplazado al  conocimiento en tu  mente  para siempre. Gracias  a  este  vínculo con Dios, la  percepción se  transformará  y se  purificará  en  tal medida  que  te  conducirá  al  conocimiento. Ésa  es  su función tal  como  la  ve  el  Espíritu Santo.  Por lo tanto, ésa  es  en  verdad su función. 

2. En  Dios  no puedes  ver. La  percepción  no tiene  ninguna  función en  Dios, y no existe. Pero en la salvación, que  es  el  proceso de  erradicar  lo que  nunca  fue, la  percepción tiene  un propósito sumamente  importante.  Habiéndola  inventado  el  Hijo  de  Dios  para  un propósito no santo,  tiene  que convertirse  ahora  en el  medio  a  través  del  cual  se  le  restaura  su santidad  en su conciencia. La percepción  no tiene  significado.  Sin embargo,  el  Espíritu Santo  le  otorga  un significado  muy parecido al  de  Dios. Una  percepción que  ha  sanado se  convierte  en el  medio  por el  que  el  Hijo  de Dios perdona a su hermano, y, por ende, se perdona a sí mismo. 

3. No puedes ver separado de Dios porque no puedes estar separado de Dios. Todo lo que haces, lo haces en Él, porque todo lo que piensas, lo piensas con Su Mente. Si la visión es real, y es real en la medida en que comparte el propósito del Espíritu Santo, entonces no puedes ver separado de Dios. 

4. Hoy son necesarias tres sesiones de práctica de cinco minutos cada una. La primera debe hacerse lo más temprano que puedas; la segunda lo más tarde posible, y la tercera en el momento más oportuno y adecuado que las circunstancias y la buena disposición permitan. Al comienzo de estas sesiones repite la idea de hoy para tus adentros con los ojos cerrados. Luego mira a tu alrededor brevemente, aplicando la idea específicamente a lo que veas. Cuatro o cinco objetos durante esta fase de la sesión de práctica serán suficientes. Podrías decir, por ejemplo: Dios es mi Fuente. No puedo ver este escritorio separado de Él. Dios es mí Fuente. No puedo ver ese cuadro separado de Él. 

5. Si bien esta parte del ejercicio debe ser relativamente corta, asegúrate, en esta fase de la práctica, de seleccionar los objetos tan al azar como sea posible, sin controlar su inclusión o exclusión. Para la segunda fase, la más larga, cierra los ojos, repite la idea de hoy nuevamente, y luego deja que cualquier pensamiento pertinente que se te ocurra sea una aportación a la idea de hoy en tu propio estilo particular. Pensamientos tales como: Veo a través de los ojos del perdón. Veo el mundo como un lugar bendito. El mundo me puede mostrar quién soy. Veo mis propios pensamientos, que son como los de Dios. Cualquier pensamiento que en mayor o menor medida esté directamente relacionado con la idea de hoy es adecuado. Los pensamientos no tienen que tener una relación obvia con la idea, pero tampoco deben oponerse a ella. 

6. Si ves que tu mente se distrae o si comienzas a notar la presencia de pensamientos que están en clara oposición a la idea de hoy, o si te resulta imposible pensar en algo, abre los ojos, repite la primera fase del ejercicio, y luego intenta de nuevo la segunda. No dejes transcurrir grandes lapsos de tiempo en los que te enfrascas en pensamientos irrelevantes. Para evitar eso, vuelve a la primera fase del ejercicio cuantas veces sea necesario. 

7. Al aplicar la idea de hoy durante las sesiones de práctica más cortas, la forma de la idea puede variar de acuerdo con las circunstancias y situaciones en las que te encuentres en el transcurso del día. Cuando estés con otra persona, por ejemplo, trata de acordarte de decirle silenciosamente: Dios es mi Fuente. No puedo verte separado de Él. Esta variación puede aplicarse por igual tanto a desconocidos como a aquellas personas con las que crees tener una relación íntima. De hecho, evita a toda costa hacer distinciones de esta clase. 

8. La idea de hoy también debe aplicarse en el transcurso del día a las diversas situaciones y acontecimientos que puedan presentarse, especialmente a aquellos que de alguna forma parezcan afligirte. A tal fin, aplica la idea de esta manera: Dios es mi Fuente. No puedo ver esto separado de Él. 

9. Si en ese momento no se presenta en tu conciencia ningún sujeto en particular, repite simplemente la idea en su forma original. Trata de no dejar pasar grandes lapsos de tiempo sin recordar la idea de hoy y, por ende, sin recordar tu función. 


~Lección 43 UCDM:
''Dios es mi fuente. No puedo verme separado de él''.

*Comentario:

Esta es una lección sumamente importante porque nos habla de que la ilusión de la separación no es real.

¿Cuántas veces nos decimos a nosotros mismos que somos MERECEDORES de todo lo que esta experiencia humana tiene para ofrecernos?
Intenta percibir todo tu entorno manteniéndote en el instante presente. En el puedes ver las corrientes del prana si miras al cielo y prestas atención solo a ese instante, si vacias la mente. 
Puedes ver el aura de energía de las personas solo con mirarlas sin pensar, sin interpretar. 
Todo eso es parte de la fuente, la percepción verdadera, la visión penetrante que llama el Dalai Lama.

La separación no existe, somos información, energía, vibración, contenida en siete mil millones de seres, pero unidos por esa fuente a la que llamamos Dios, Universo... llámalo como más cómodo te sientas, no se trata de que te produzcan miedo unas simples palabras como Dios, se trata de que aceptes la idea de que eres parte de una mente única, de la fuente de energía del planeta. 
Cuando aceptas esta idea, es imposible percibir una separación, porque la separación es una ilusión creada por la mente humana y racional que intenta explicar todo lo que ve, pero no va hacia dentro para sentir.

Es igual que la emoción del agradecimiento, solo es posible sentir el agradecimiento en el ahora, porque agradecer es sentir apreciación en este instante por cada una de las cosas que esta experiencia humana tiene para ofrecerte, no existe nada más que el agradecimiento, por eso se dice que solo el juicio (que es otra de las ilusiones humanas) puede sacarte del instante presente y hacer que veas las cosas banales, las tonterías de la mente que no tienen importancia.

Hemos venido a recordar quienes somos, por eso hemos venido a desaprender el mundo racional y de las leyes humanas de la razón. Gracias a esto, veremos con la mente recta, sentiremos en el instante presente la apreciación por todo lo que nos rodea, por la abundancia que tiene el mundo humano para darnos. Eso es lo que significa Dios es mi fuente y que no podemos ver separados de él.

La próxima vez que sientas juicios por lo que está ocurriendo, párate y piensa... soy MERECEDOR de todo lo que esta experiencia humana tiene para ofrecerme, pues no existe nada más que eso.

~Comentario: Edgar Doménech Macías.


~Vídeo lectura profunda de la lección: Arantxa Carrera Salas - Matriz del Cambio.

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