sábado, 29 de diciembre de 2018

T3. II. Los milagros y la percepción verdadera


*T3. II. Los milagros y la percepción verdadera*

1. He  afirmado que  los  conceptos  básicos  a  los  que  este  curso hace  referencia  no admiten grados. Algunos  conceptos  fundamentales  no pueden  entenderse  en función  de  sus  opuestos. Es  imposible concebir la  luz  y la  obscuridad,  o todo y nada, como posibilidades  compatibles. Estos  conceptos  son o completamente  verdaderos  o completamente  falsos. Es  esencial  que  te  des  cuenta  de  que  tu pensamiento  seguirá  siendo errático  hasta  que  te  comprometas  firmemente  con la  luz  o con la obscuridad.  No obstante, un compromiso firme  con la  obscuridad o con  la  nada,  es  imposible.  No hay  nadie  que  haya  vivido  que  no haya  experimentado  alguna  luz  o alguna  cosa. Nadie  es  capaz, pues, de  negar  completamente  la  verdad,  aunque  piense  que  puede.

2. La  inocencia  no es  un atributo  parcial. No es  real  hasta  que  es  total. Los  que  son parcialmente inocentes  a  veces  tienden a  actuar  neciamente.  Su inocencia  no pasa  a  ser sabiduría  hasta  que  no se convierte  en un punto de  vista  de  aplicación universal. La  percepción verdadera, o percepción inocente,  significa  que  nunca  percibes  falsamente  y que  siempre  ves  correctamente.  Dicho de  una manera  más  llana,  significa  que  nunca  ves  lo que  no existe  y siempre  ves  lo que  sí  existe.

3. Cuando  no tienes  confianza  en lo que  alguien  va  a  hacer, estás  dando  testimonio de  tu  creencia  de que  esa  persona  no está  en  su mente  recta.  Difícilmente  puede  ser ése  un marco de  referencia basado en  el  milagro.  Esa  falta  de  confianza  produce  asimismo  el  efecto  desastroso de  negar el poder  del  milagro. El  milagro percibe  todo  tal  como es. Si  lo  único que  existe  es  la  verdad, lo  único que  la  mentalidad recta  puede  ver es  perfección. He  dicho  que  sólo lo que  Dios  crea  o lo que  tú creas  con la  misma  Voluntad existe  realmente. Eso es, pues, lo único  que  los  inocentes  pueden  ver. Los  inocentes  no adolecen  de  una  percepción  distorsionada.

4.  Tienes  miedo  de  la  Voluntad de  Dios  porque  has  usado tu  mente,  que  Él  creó a  semejanza  de  la Suya  Propia,  para  crear  falsamente.  La  mente  sólo puede  crear  falsamente  cuando  cree  que  no es libre. Una  mente  "aprisionada" no es  libre  porque  está  poseída, o refrenada, por sí  misma. Está,  por lo  tanto,  limitada,  y la  voluntad no es  libre  de  afirmarse  a  sí  misma.  Ser uno es  ser de  una  misma mente  o voluntad. Cuando  la  Voluntad de  la  Filiación y la  del  Padre  son una, la  perfecta  armonía entre  ellas  es  el  Cielo.

5. Nada  puede  prevalecer  contra  un Hijo  de  Dios  que  encomienda  su espíritu en las  Manos  de  su Padre.  Al  hacer  esto, la  mente  despierta  de  su sueño  y recuerda  a  su Creador.  Toda  sensación  de separación desaparece. El  Hijo de  Dios  es  parte  de  la  Santísima  Trinidad,  pero la  Trinidad  en sí  es una  sola  entidad.  No hay confusión entre  Sus  Niveles  porque  éstos  son de  una  sola  Mente  y de  una sola  Voluntad. Este  propósito único  crea  perfecta  integración  y establece  la  paz  de  Dios. Pero esta visión  sólo  la  pueden  percibir  los  verdaderamente  inocentes, quienes  al  ser puros  de  corazón, defienden la  verdadera  percepción en  vez  de  defenderse  de  ella. Puesto que  entienden la  lección de la  Expiación no tienen  el  deseo de  atacar, y, por lo  tanto, pueden  ver correctamente.  Esto es  lo que la  Biblia  quiere  decir  con:  "Cuando  Él  aparezca  (o sea  percibido) seremos  como  Él,  pues  lo  veremos tal  como  Él  es".

6. La  manera  de  corregir las  distorsiones  es  dejando de  tener fe  en ellas  y depositándola  únicamente en  lo que  es  verdad.  No puedes  hacer que  lo  que  no es  verdad lo  sea. Si  estás  dispuesto a  aceptar aquello que  es  verdad en todo  lo que  percibes, dejas  que  sea  verdad para  ti.  La  verdad  supera  todo error,  y aquellos  que  viven inmersos  en el  error  y en la  vacuidad  jamás  pueden  encontrar consuelo duradero.  Cuando percibes  correctamente  cancelas  tus  percepciones  falsas  y las  de  los  demás simultáneamente. Puesto que  los  ves  tal  como  son, les  ofreces  tu  aceptación de  su verdad  para  que ellos  puedan aceptarla  en  Sí  mismos. Ésta  es  la  curación que  el  milagro produce.

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