jueves, 27 de diciembre de 2018

T2. V. La función del obrador de milagros


*T2. V. La función del obrador de milagros*

1.  Antes  de  que  los  obradores  de  milagros  estén  listos  para  emprender  su función en este  mundo, es esencial  que  comprendan  cabalmente  el  miedo  que  se  le  tiene  a  la  liberación. De  lo contrario, podrían  fomentar inadvertidamente  la  creencia  de  que  la  liberación  significa  aprisionamiento, creencia  que, de  por sí, ya  es  muy prevaleciente. Esta  percepción errónea  procede  a  su vez  de  la creencia  de  que  el  daño puede  limitarse  sólo  al  cuerpo.  Ello  se  debe  al  miedo  subyacente  de  que  la mente  puede  hacerse  daño a  sí  misma. Ninguno de  esos  errores  es  significativo,  ya  que  las creaciones  falsas  de  la  mente  en realidad no existen. Este  reconocimiento es  un recurso protector mucho  más  eficaz  que  cualquier forma  de  confusión de  niveles  porque  introduce  la  corrección  al nivel  del  error. Es  esencial  recordar que  sólo  la  mente  puede  crear,  y que  la  corrección sólo puede tener lugar  en el  nivel  del  pensamiento. Para  ampliar algo  que  ya  se  mencionó anteriormente,  el espíritu ya  es  perfecto, y,  por lo tanto,  no requiere  corrección. El  cuerpo no existe, excepto como  un recurso de  aprendizaje  al  servicio de  la  mente. Este  recurso de  aprendizaje,  de  por sí, no comete errores  porque  no puede  crear. Es  obvio,  pues, que  inducir  a  la  mente  a  que  renuncie  a  sus creaciones  falsas  es  la  única  aplicación de  la  capacidad creativa  que  realmente  tiene  sentido.

2. La  magia  es  el  uso insensato  o mal-creativo de  la  mente. Los  medicamentos  físicos  son una forma  de  "hechizo", pero si  tienes  miedo de  usar la  mente  para  curar, no debes  intentar  hacerlo. El hecho  mismo de  que  tengas  miedo hace  que  tu  mente  sea  vulnerable  a  crear falsamente. Es probable, por lo tanto, que  no entiendas  correctamente  cualquier  curación  que  pudiera  producirse, y puesto  que  el  egocentrismo  va  normalmente  acompañado de  miedo,  tal  vez  no puedas  aceptar  la verdadera  Fuente  de  la  curación.  En tal  caso, es  menos  arriesgado depender  temporalmente  de artificios  curativos  físicos, ya  que  no puedes  percibirlos  erróneamente  como tus  propias  creaciones. Mientras  tu sensación  de  vulnerabilidad  persista, no debes  intentar obrar milagros.

3. He  dicho  ya  que  los  milagros  son expresiones  de  una  orientación  milagrosa,  y una  orientación milagrosa  no es  otra  cosa  que  una  mentalidad  recta.  Los  que  poseen una  mentalidad  recta  no exaltan ni  menosprecian  la  mente  del  que  obra  milagros  ni  la  del  que  los  recibe.  En cuanto  medio  de corrección,  sin embargo, el  milagro no tiene  que  esperar  a  que  el  que  los  ha  de  recibir  goce  de  una mentalidad recta. De  hecho,  su propósito  es  restituirle  su mente  recta.  Es  esencial,  no obstante,  que el  obrador de  milagros  esté  en su mente  recta,  aunque  sea  brevemente, o, de  lo contrario, será incapaz  de  re-establecer  la  mentalidad recta  en  otros.

4. El  sanador que  confía  en su propio estado  de  preparación  pone  en peligro  su entendimiento. Estás perfectamente  a  salvo siempre  que  no te  preocupes  en  absoluto por tu  estado de  preparación,  pero mantengas  firme  confianza  en el  mío. Si  tus  inclinaciones  a  obrar  milagros  no están funcionando debidamente, es  siempre  porque  el  miedo  se  ha  infiltrado  en tu mentalidad recta  y la  ha  invertido. Toda  forma  de  mentalidad-no-recta  es  el  resultado  de  negarte  a  aceptar  la  Expiación  para  ti  mismo. Si  la  aceptases  estarías  en una  posición  desde  la  que  podrías  reconocer  que  los  que  tienen  necesidad de  curación  son simplemente  aquellos  que  aún  no se  han dado cuenta  de  que  la  mentalidad recta  es en  sí  la  curación.

5. La  única  responsabilidad  del  obrador  de  milagros  es  aceptar la  Expiación para  sí  mismo. Esto significa  que  reconoces  que  la  mente  es  el  único nivel  creativo,  y que  la  Expiación puede  sanar sus errores. Una  vez  que  hayas  aceptado  esto, tu mente  podrá  solamente  sanar.  Al  negarle  a  tu  mente cualquier  potencial  destructivo  y restituir  de  nuevo sus  poderes  estrictamente  constructivos, te colocas  en una  posición desde  la  que  puedes  eliminar la  confusión de  niveles  en otros. El  mensaje que  entonces  les  comunicas  es  el  hecho  irrefutable  de  que  sus  mentes  son igualmente  constructivas y de  que  sus  creaciones  falsas  no pueden hacerles  daño.  Al  afirmar  esto liberas  a  la  mente  de  la tendencia  a  exagerar el  valor de  su propio  recurso de  aprendizaje,  y la  restituyes  a  su verdadero papel  de  estudiante.

6. Debe  subrayarse  nuevamente  que  al  cuerpo  le  resulta  tan  imposible  aprender  como crear. En cuanto que  recurso  de  aprendizaje  se  deja  llevar  simplemente  por el  estudiante,  mas  si  se  le  dota falsamente  de  iniciativa  propia, se  convierte  en una  seria  obstrucción para  el  mismo aprendizaje  que debería  facilitar.  Sólo la  mente  es  capaz  de  iluminación.  El  espíritu  ya  está  iluminado,  y el  cuerpo, de  por sí, es  demasiado  denso. La  mente, sin embargo,  puede  hacer llegar su iluminación hasta  el cuerpo  al  reconocer que  éste  no es  el  estudiante  y que, por lo  tanto,  no tiene  la  capacidad  de aprender. Es  muy  fácil,  no obstante,  poner al  cuerpo en armonía  con  la  mente  una  vez  que  ésta  ha aprendido a  mirar más  allá  de  él  hacia  la  luz.

7. El  aprendizaje  que  verdaderamente  corrige  comienza  siempre  con el  despertar del  espíritu  y con el  rechazo  de  la  fe  en la  visión física.  Esto frecuentemente  entraña  temor,  ya  que  tienes  miedo de  lo que  tu visión espiritual  te  mostraría.  Anteriormente  dije  que  el  Espíritu Santo  no puede  ver errores, y que  sólo  puede  mirar  más  allá  de  ellos  hacia  la  defensa  de  la  Expiación.  No cabe  duda  de  que  esto puede  producir incomodidad,  mas  la  incomodidad no es  el  resultado  final  de  la  percepción.  Cuando se  le  permite  al  Espíritu  Santo contemplar  la  profanación  del  altar,  Él  mira  de  inmediato también hacia  la  Expiación. Nada  que  Él  perciba  puede  producir  miedo.  Todo lo  que  resulta  de  la  conciencia espiritual  simplemente  se  canaliza  hacia  la  corrección.  La  incomodidad  se  manifiesta  únicamente para  traer  a  la  conciencia  la  necesidad  de  corrección.

8. El  miedo  a  la  curación  surge, en  última  instancia,  de  no estar uno completamente  dispuesto  a aceptar  que  la  curación  es  necesaria.  Lo que  el  ojo físico  ve  no es  correctivo, ni  tampoco  es  posible corregir el  error mediante  ningún medio  físicamente  visible.  Mientras  creas  en lo que  tu visión física  te  muestra,  tus  intentos  de  corregir  procederán  de  un falso asesoramiento. La  verdadera  visión queda  nublada  porque  te  resulta  intolerable  ver  tu propio altar profanado.  Mas  como el  altar  ha  sido profanado,  tu estado  se  torna  doblemente  peligroso a  menos  que  percibas  que  así  ha  sido.

9. Curar  es  una  habilidad que  se  desarrolló después  de  la  separación,  antes  de  la  cual  era innecesaria.  Es  temporal  al  igual  que  todos  los  aspectos  de  la  creencia  en el  tiempo y en el  espacio. Mientras  el  tiempo  continúe,  no obstante,  la  curación seguirá  siendo necesaria  como  medio  de protección.  Esto se  debe  a  que  la  curación  se  basa  en la  caridad,  y la  caridad es  una  forma  de percibir la  perfección en  otro aun cuando  no puedas  percibirla  en ti  mismo. La  mayoría  de  los conceptos  más  elevados  que  ahora  eres  capaz  de  concebir dependen del  tiempo.  La  caridad,  en realidad,  no es  más  que  un pálido reflejo de  un amor mucho  más  poderoso y todo-abarcador, el  cual está  mucho más  allá  de  cualquier forma  de  caridad que  te  hayas  podido  imaginar hasta  ahora. La caridad es  esencial  para  la  mentalidad  recta  aun en la  pequeña  medida  en que  ahora  puedes alcanzarla.

10. La  caridad  es  una  manera  de  ver  a  otro como  si  ya  hubiese  llegado  mucho más  allá  de  lo que  en realidad  ha  logrado  en el  tiempo  hasta  ahora.  Puesto  que  su pensamiento  tiene  fallos, no puede  ver que  la  Expiación  es  para  él,  pues, de  otro modo, no tendría  necesidad  de  caridad.  La  caridad  que  se le  concede  es  a  la  vez  una  confirmación de  que  necesita  ayuda, así  como el  reconocimiento de  que la  aceptará. Estas  dos  percepciones  denotan claramente  su dependencia  del  tiempo,  haciendo patente  el  hecho  de  que  la  caridad  opera  todavía  dentro de  las  limitaciones  de  este  mundo. Dije anteriormente  que  sólo la  revelación transciende  el  tiempo. El  milagro, al  ser una  expresión de caridad, tan  solo puede  acortarlo.  Hay que  entender, no obstante, que  cuando  le  ofreces  un milagro a otro  estás  acortando  su sufrimiento  y el  tuyo.  Esto corrige  tanto  retroactivamente  como progresivamente.

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