sábado, 29 de diciembre de 2018

T2. VI. Miedo y conflicto


*T2. VI. Miedo y conflicto*

1.  Tener miedo parece  ser algo  involuntario y no estar  bajo  tu control.  Mas  he  dicho ya  que  sólo  los actos  constructivos  deben ser involuntarios. Mi  control  puede  hacerse  cargo  de  todo lo  que  no es importante, mientras  que,  si  así  lo decides, mi  asesoramiento  puede  dirigir todo  lo que  sí  lo  es.  Yo no puedo  controlar  el  miedo, pero éste  puede  ser auto-controlado.  Tu  miedo  me  impide  darte  mi control. La  presencia  del  miedo indica  que  has  elevado  pensamientos  corporales  al  nivel  de  la mente. Eso los  pone  fuera  de  mi  control  y te  hace  sentir  personalmente  responsable  de  ellos, lo cual es  una  obvia  confusión de  niveles.

2.  Yo no fomento la  confusión de  niveles;  tú debes, no obstante,  elegir corregirla.  Tú  no justificarías un comportamiento  demente  por tu parte  diciendo que  no pudiste  evitarlo.  ¿Por qué, entonces, condonas  pensamientos  dementes?  Hay una  confusión en  esto  que  te  convendría  examinar detenidamente.  Tal  vez  creas  que  eres  responsable  de  lo que  haces, pero no de  lo que  piensas. La verdad  es  que  eres  responsable  de  lo que  piensas  porque  es  solamente  en ese  nivel  donde  puedes ejercer  tu poder de  decisión.  Tus  acciones  son el  resultado  de  tus  pensamientos. No puedes  separarte de  la  verdad  "otorgándole"  autonomía  al  comportamiento. Éste  lo controlo  yo automáticamente  tan pronto  como pongas  tu pensamiento  bajo mi  dirección.  Siempre  que  tienes  miedo es  señal inequívoca  de  que  le  has  permitido a  tu mente  crear  falsamente  y de  que  no me  has  permitido guiarla.

3. De  nada  sirve  pensar que  controlando  los  resultados  de  cualquier  pensamiento falso se  pueda producir  una  curación. Cada  vez  que  tienes  miedo es  porque  has  tomado una  decisión equivocada. Ésa  es  la  razón  por la  que  te  sientes  responsable  de  ello.  Tienes  que  cambiar de  mentalidad, no de comportamiento,  y eso es  cuestión de  que  estés  dispuesto a  hacerlo.  No necesitas  orientación alguna excepto a  nivel  mental. La  corrección  debe  llevarse  a  cabo únicamente  en  el  nivel  en que  es  posible el  cambio. El  cambio  no tiene  ningún sentido  en el  nivel  de  los  síntomas  donde  no puede  producir resultados.

4. Deshacer  el  miedo es  tu responsabilidad. Cuando  pides  que  se  te  libere  del  miedo, estás implicando que  no lo  es. En lugar  de  ello,  deberías  pedir ayuda  para  cambiar las  condiciones  que  lo suscitaron.  Esas  condiciones  siempre  entrañan  el  estar  dispuesto a  permanecer  separado.  A  ese  nivel tú  puedes  evitarlo. Eres  demasiado  tolerante  con  las  divagaciones  de  tu  mente,  y condonas pasivamente  sus  creaciones  falsas. El  resultado particular  no importa;  lo que  importa  es  el  error fundamental. La  corrección  es  siempre  la  misma.  Antes  de  decidir  hacer  algo, pregúntame  si  tu elección  está  de  acuerdo con  la  mía. Si  estás  seguro de  que  lo está,  no tendrás  miedo.

5. El  miedo  es  siempre  un signo de  tensión que  surge  cuando  hay conflicto  entre  lo  que  deseas  y lo que  haces. Esta  situación  se  presenta  de  dos  maneras:  Primera, puedes  elegir  hacer cosas conflictivas, ya  sea  simultánea  o sucesivamente.  Esto da  lugar  a  un comportamiento  conflictivo, lo cual  te  resulta  intolerable  porque  la  parte  de  la  mente  que  quiere  hacer otra  cosa  se  enfurece. Segunda,  puedes  comportarte  de  acuerdo a  como crees  que  debes, mas  sin querer  hacerlo  realmente. Esto  da  lugar a  un comportamiento congruente, pero conlleva  gran tensión.  En ambos  casos, la mente  y el  comportamiento están  en desacuerdo,  lo cual  da  lugar  a  una  situación  en la  que  estás haciendo algo  que  realmente  no quieres  hacer.  Esto suscita  una  sensación de  coerción  que normalmente  produce  furia, y es  muy  probable  que  también dé  lugar a  proyecciones. Siempre  que tienes  miedo, es  porque  aún estás  indeciso.  Tu mente  se  encuentra,  por lo tanto,  dividida  y tu comportamiento  inevitablemente  se  vuelve  errático. La  corrección a  nivel  de  comportamiento  puede cambiar  el  error  del  primer tipo  al  segundo, mas  no elimina  el  miedo.

6. Es  posible  alcanzar un estado  en el  que  dejas  que  yo guíe  tu  mente  sin ningún esfuerzo  consciente por tu  parte, más  ello  requiere  un grado de  buena  voluntad  que  tú aún no posees. El  Espíritu  Santo no puede  pedirte  que  hagas  más  de  lo que  estás  dispuesto a  hacer. La  fuerza  para  hacer  lo que  Él  te pide  procede  de  una  firme  resolución  por tu parte. Hacer la  Voluntad  de  Dios  no produce  ninguna tensión  una  vez  que  reconoces  que  Su  Voluntad es  también  la  tuya.  La  lección  en este  caso es  muy sencilla,  aunque  muy  fácil  de  pasar por alto.  Voy, por lo tanto, a  repetirla, y te  exhorto  a  que escuches  atentamente. Sólo tu  mente  puede  producir  miedo.  Hace  eso cada  vez  que  está  en conflicto con  respecto a  lo que  quiere,  lo cual  inevitablemente  produce  tensión, ya  que  existen  discrepancias entre  lo que  quiere  y lo que  hace  al  respecto. Eso sólo puede  corregirse  aceptando  un objetivo unificado.

7. El  primer  paso correctivo para  deshacer el  error es  darse  cuenta, antes  que  nada,  de  que  todo conflicto  es  siempre  una  expresión de  miedo. Dite  a  ti  mismo  que  de  alguna  manera  tienes  que haber  decidido  no amar,  ya  que  de  otro modo el  miedo  no habría  podido hacer  presa  en ti.  A  partir de  ahí, todo el  proceso correctivo  se  reduce  a  una  serie  de  pasos  pragmáticos  dentro del  proceso más amplio  de  aceptar que  la  Expiación es  el  remedio. Estos  pasos  pueden resumirse  de  la  siguiente forma:  Reconoce  en primer lugar  que  lo  que  estás  experimentando  es  miedo.  El  miedo procede  de una  falta  de  amor.  El  único remedio para  la  falta  de  amor es  el  amor perfecto.  El  amor  perfecto  es  la Expiación.

8. He  subrayado que  el  milagro -la  expresión  de  la  Expiación- es  siempre  un gesto de  respeto  del que  es  digno  para  con  otro que  también  es  digno. El  reconocimiento  de  esa  dignidad lo  restablece  la Expiación.  Resulta  obvio, por lo tanto, que  cuando  tienes  miedo,  te  has  colocado a  ti  mismo  en una posición  en la  que  necesitas  la  Expiación. Has  actuado  sin amor, al  haber  elegido  sin amor.  Ésta  es precisamente  la  situación  para  la  que  se  instituyó la  Expiación. La  necesidad  del  remedio  inspiró su establecimiento. Mientras  te  limites  a  reconocer únicamente  la  necesidad  del  remedio, seguirás teniendo miedo. Sin embargo, tan  pronto como  aceptes  el  remedio, habrás  des-hecho  el  miedo.  Así es  como  tiene  lugar  la  verdadera  curación.

9.  Todo  el  mundo experimenta  miedo.  Sin embargo, no se  requeriría  más  que  una  pequeña  dosis  de recto pensar para  que  uno pudiese  darse  cuenta  de  por qué  se  produce.  Son muy  pocos  los  que aprecian  el  verdadero  poder de  la  mente, y nadie  permanece  totalmente  consciente  de  él  todo  el tiempo.  No obstante, si  esperas  librarte  del  miedo hay algunas  cosas  que  debes  comprender, y comprender plenamente. La  mente  es  muy poderosa  y jamás  pierde  su fuerza  creativa. Nunca duerme. Está  creando continuamente.  Es  difícil  reconocer la  oleada  de  poder  que  resulta  de  la combinación de  pensamiento  y creencia, la  cual  puede  literalmente  mover  montañas.  A  primera vista  parece  arrogante  creer  que  posees  tal  poder, mas  no es  ésa  la  verdadera  razón  de  que  no lo creas. Prefieres  creer  que  tus  pensamientos  no pueden  ejercer ninguna  influencia  real  porque  de hecho  tienes  miedo  de  ellos. Eso puede  mitigar la  conciencia  de  culpabilidad, pero  a  costa  de percibir a  la  mente  como impotente.  Si  crees  que  lo que  piensas  no tiene  ningún efecto,  puede  que dejes  de  tenerle  miedo, pero  es  bastante  improbable  que  le  tengas  respeto.  No hay pensamientos fútiles.  Todo  pensamiento produce  forma  en  algún nivel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si quieres que te resuelva cualquier pregunta no dudes en ponerte en contacto conmigo a través de e-mail, estaré encantado de ayudarte: edgardomenechcoach@hotmail.com
También puedes buscarme en Facebook como Edgar Doménech Macías.