miércoles, 24 de abril de 2019

T14. X. La igualdad de los milagros


*T14. X. La igualdad de los milagros*

1. Cuando  ninguna  percepción se  interponga  entre  Dios  y Sus  creaciones, o entre  Sus  Hijos  y las suyas, el  conocimiento  de  la  creación  no podrá  sino continuar eternamente. Los  reflejos  que  aceptas en  el  espejo  de  tu mente  mientras  estás  en el  tiempo  o bien te  acercan a  la  eternidad o bien te  alejan de  ella.  Pero la  eternidad  en sí  está  más  allá  del  tiempo.  Salte  del  tiempo y con  la  ayuda  del  reflejo de  la  eternidad  en ti, extiéndete  y tócala.  Y  pasarás  del  tiempo a  la  santidad tan  inevitablemente como  el  reflejo  de  la  santidad exhorta  a  todos  a  dejar a  un lado la  culpabilidad.  Sé  un reflejo de  la paz  del  Cielo aquí  y lleva  este  mundo al  Cielo, pues  el  reflejo de  la  verdad atrae  a  todo el  mundo a ésta,  y a  medida  que  todos  entran en  ella,  dejan  atrás  todos  los  reflejos.

2. En  el  Cielo la  realidad no se  refleja, sino que  se  comparte.  Al  compartir  su reflejo  aquí, su verdad se  vuelve  la  única  percepción  que  el  Hijo de  Dios  acepta. De  este  modo aflora  en él  el  recuerdo  de su Padre, y a  partir de  ese  momento nada  más  puede  satisfacerle,  excepto  su propia  realidad. Vosotros  en la  tierra  no tenéis  idea  de  lo que  significa  no tener  límites, pues  el  mundo en el  que aparentemente  vivís  es  un mundo de  límites. No es  cierto  que  en este  mundo pueda  ocurrir algo  que no conlleve  grados  de  dificultad.  El  milagro,  por lo tanto,  tiene  una  función  única,  y lo inspira  un Maestro único que  trae  las  leyes  de  otro mundo  a  éste.  Obrar milagros  es  lo  único que  puedes  hacer que  transciende  la  idea  de  grados  de  dificultad,  pues  los  milagros  no están  basados  en diferencias sino en  la  igualdad.

3. Los  milagros  no compiten  entre  sí, y el  número  de  milagros  que  puedes  obrar  es  ilimitado. Pueden  ser legión y a  la  vez  simultáneos. Esto no es  difícil  de  entender una  vez  que  concibes  que son posibles. Lo  que  más  cuesta  entender  es  que  la  falta  de  grados  de  dificultad que  caracteriza  al milagro  es  algo que  tiene  que  proceder de  otra  parte  y no de  aquí.  Desde  el  punto  de  vista  del mundo,  eso es  imposible.

4.  Tal  vez  te  hayas  dado cuenta  de  que  tus  pensamientos  no compiten entre  sí, y de  que,  aunque estén  en conflicto  entre  sí, pueden  ocurrir simultáneamente  y con  gran profusión. Puedes ciertamente  estar tan  acostumbrado a  eso que  ya  apenas  te  sorprenda.  No obstante, estás acostumbrado también  a  clasificar  algunos  de  tus  pensamientos  como  más  importantes  o mejores que  otros;  como más  sabios, productivos  o valiosos. Esto  es  cierto  con respecto  a  los  pensamientos que  se  les  ocurren a  los  que  creen vivir separados. Pues  algunos  pensamientos  son reflejos  del Cielo, mientras  que  otros  los  suscita  el  ego, el  cual  tan  sólo aparenta  pensar.

5. El  resultado  de  todo esto  es  un patrón zigzagueante  y variable  que  nunca  descansa  y jamás  se detiene.  Se  mueve  incesantemente  por todo el  espejo de  tu mente, y los  reflejos  del  Cielo  aparecen fugazmente  para  luego desvanecerse,  a  medida  que  la  obscuridad  los  envuelve.  Allí  donde  había luz,  la  obscuridad  la  elimina  en  un instante,  dando lugar  a  que  patrones  que  alternan entre  la  luz  y la obscuridad  atraviesen tu mente  sin tregua. La  poca  cordura  que  aún  te  queda  permanece  ahí  gracias a  un sentido de  orden  que  tú mismo  estableces. Mas  el  hecho  mismo de  que  puedas  hacer  eso y seas capaz  de  imponer orden  donde  reina  el  caos,  demuestra  que  tú no eres  un ego  y que  en ti  tiene  que haber  algo más  que  un ego. Pues  el  ego  es  caos, y si  eso fuese  lo único  que  hay en ti, te  sería imposible  imponer ningún  tipo de  orden. No obstante, aunque  el  orden que  le  impones  a  tu  mente limita al ego, también te limita a ti. Ordenar es juzgar y clasificar por medio de juicios. Por lo tanto, es una función que le corresponde al Espíritu Santo, no a ti.

6. Te parecerá difícil aprender que no tienes ninguna base para poner orden en tus pensamientos. El Espíritu Santo te enseña esta lección ofreciéndote los ejemplos deslumbrantes de los milagros, a fin de mostrarte que tu modo de ordenar es desacertado, pero que se te ofrece uno mejor. El milagro responde siempre de la misma manera ante cualquier petición de ayuda. No la juzga. Simplemente reconoce lo que es y responde consecuentemente. No se detiene a considerar qué petición es más importante, más urgente o más apremiante. Tal vez te preguntes por qué se te pide que hagas algo que no requiere que emitas ningún juicio, cuando todavía eres prisionero de los juicios. La respuesta es muy simple: el poder de Dios, no el tuyo, es el que engendra los milagros. El milagro en sí no hace sino dar testimonio de que el poder de Dios se encuentra dentro de ti. Ésa es la razón de que el milagro bendiga por igual a todos los que de alguna manera son partícipes en él, y ésa es también la razón de que todos sean partícipes en él. El poder de Dios es ilimitado. Y al ser siempre máximo, ofrece todo a cualquiera que se lo pida. No hay grados de dificultad en esto. A una petición de ayuda se le presta ayuda.

7. El único juicio involucrado en esto es que el Espíritu Santo divide la petición en dos categorías: una en la que se extiende amor y otra en la que se pide amor. Tú no puedes hacer esa división por tu cuenta sin riesgos, pues estás demasiado confundido como para poder reconocer el amor, o para creer que cualquier otra cosa no es sino una petición de amor. Estás demasiado aferrado a la forma, y no al contenido. Lo que consideras el contenido no es el contenido en absoluto. Es simplemente la forma, y nada más que la forma. Pues no respondes a lo que un hermano realmente te ofrece, sino sólo a la percepción particular que tienes de su ofrecimiento tal como el ego lo juzga.

8. El ego es incapaz de entender lo que es el contenido, y no se interesa en él en absoluto. Para el ego, si la forma es aceptable el contenido lo es también. De otro modo, atacará la forma. Si crees que entiendes algo de la "dinámica" del ego, déjame asegurarte que no entiendes nada. Pues por tu cuenta no podrías entenderla. El estudio del ego no es el estudio de la mente. De hecho, al ego le encanta estudiarse a sí mismo, y aprueba sin reservas los esfuerzos que, para "analizarlo", llevan a cabo los que lo estudian, quienes de este modo demuestran su importancia. Lo único que estudian, no obstante, son formas desprovistas de todo contenido significativo. Su maestro no tiene sentido, aunque les oculta este hecho con gran celo tras palabras que parecen ser muy elocuentes, pero que cuando se enlazan revelan su falta de coherencia.

9. Esto es típico de los juicios del ego. Por separado, parecen ser coherentes, pero enlázalos, y el sistema de pensamiento que resulta de ese enlace es incoherente y totalmente caótico. Pues la forma no es suficiente para impartirle significado, y la falta de contenido subyacente impide la viabilidad de un sistema de pensamiento cohesivo. La separación sigue siendo, por lo tanto, la condición que el ego siempre elegirá. Pues por su cuenta nadie puede juzgar al ego correctamente. Sin embargo, cuando dos o más se unen para ir en busca de la verdad, el ego ya no puede defender por más tiempo su falta de contenido. El hecho de que puedan unirse les indica que el sistema de pensamiento del ego es falso.

10. Es imposible recordar a Dios en secreto y a solas. Pues recordarle significa que no estás solo y que estás dispuesto a recordar ese hecho. No pienses acerca de ti, pues ninguno de los pensamientos que albergas es tuyo únicamente. Si quieres recordar a tu Padre, deja que el Espíritu Santo ponga orden en tus pensamientos y te dé la única respuesta con la que Él responde. Todo el mundo anda en busca de amor al igual que tú, pero no pueden saberlo a menos que se unan a ti en esa búsqueda. Si emprendéis la búsqueda juntos, la luz que os acompañará será tan poderosa que impartirá significado a todo lo que veáis. La jornada que se hace en solitario está destinada al fracaso porque ha excluido lo que quiere encontrar.

11. De la misma manera en que Dios se comunica con el Espíritu Santo en ti, de igual modo el Espíritu Santo te traduce Su comunicación a través de ti para que puedas entenderla. Ninguna comunicación de Dios es secreta, pues todo lo que es Suyo está al descubierto y es completamente accesible a todos, puesto que es para todos. Nada puede vivir en secreto, y lo que tú quisieras ocultarle al Espíritu Santo no existe. Ninguna interpretación que hagas de un hermano tiene sentido. Deja que el Espíritu Santo te muestre a tu hermano y te enseñe tanto su amor como sus peticiones de amor. Ni tu mente ni la de tu hermano albergan otros órdenes de pensamiento que no sean estos dos.

12. El milagro es el reconocimiento de que esto es verdad. Allí donde hay amor, tu hermano no puede sino ofrecértelo por razón de lo que el amor es. Pero donde lo que hay es una petición de amor, tú tienes que dar amor por razón de lo que eres. Dije antes que este curso te enseñará a recordar lo que eres y te restituirá tu Identidad. Ya hemos aprendido que se trata de una Identidad que compartes. El milagro se convierte en el medio a través del cual la compartes. Reconocerás tu Identidad al ofrecerla dondequiera que Esta no se reconoce. Y Dios Mismo, Quien ha dispuesto estar con Su Hijo eternamente, bendecirá cada acto de reconocimiento de Su Hijo con todo el Amor que le profesa. El poder de todo Su Amor estará presente en todos los milagros que le ofrezcas a Su Hijo. ¿Cómo podría ser, entonces, que hubiese grados de dificultad en los milagros?

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