martes, 15 de octubre de 2019

Presentación de las lecciones 351-360 con el tema central: 14. ¿Qué soy?


*Presentación de las lecciones 351-360 con el tema central: 14. ¿Qué soy?*

1. Soy el  Hijo de  Dios, pleno, sano e  íntegro,  resplandeciente  en el  reflejo  de  Su  Amor. En  mí  Su creación  se  santifica  y se  le  garantiza  vida  eterna.  En mí  el  amor  alcanza  la  perfección, el  miedo  es imposible  y la  dicha  se  establece  sin opuestos. Soy el  santo hogar de  Dios  Mismo. Soy el  Cielo donde  Su  Amor reside. Soy Su santa  Impecabilidad Misma,  pues  en mi  pureza  reside  la  Suya Propia. 

2. La  necesidad  de  usar palabras  está  casi  llegando  a  su fin ahora.  Mas  en  los  últimos  días  de  este año  que  tú y yo juntos  le  ofrecimos  a  Dios, hemos  encontrado un solo propósito, el  cual compartimos.  Y  así,  te  uniste  a  mí,  de  modo que  lo que  yo soy tú lo  eres  también. La  verdad de  lo que  somos  no es  algo  de  lo que  se  pueda  hablar  o describir  con palabras.  Podemos,  sin embargo, darnos  cuenta  de  la  función  que  tenemos  aquí, y usar palabras  para  hablar de  ello  así  como para enseñarlo, si  predicamos  con el  ejemplo. 

3. Somos  los  portadores  de  la  salvación.  Aceptamos  nuestro  papel  como salvadores  del  mundo,  el cual  se  redime  mediante  nuestro perdón conjunto.  Y  al  concederle  el  regalo  de  nuestro perdón, éste se  nos  concede  a  nosotros.  Vemos  a  todos  como  nuestros  hermanos, y percibimos  todas  las  cosas como  buenas  y bondadosas. No estamos  interesados  en ninguna  función que  se  encuentre  más  allá del  umbral  del  Cielo. El  conocimiento volverá  a  aflorar  en nosotros  cuando hayamos  desempeñado nuestro  papel. Lo  único que  nos  concierne  ahora  es  dar la  bienvenida  a  la  verdad. 

4. Nuestros  son los  ojos  a  través  de  los  cuales  la  visión de  Cristo  ve  un mundo redimido  de  todo pensamiento  de  pecado.  Nuestros, los  oídos  que  oyen la  Voz  que  habla  por Dios  proclamar  que  el mundo  es  inocente.  Nuestras, las  mentes  que  se  unen conforme  bendecimos  al  mundo.  Y  desde  la unión  que  hemos  alcanzado,  invitamos  a  todos  nuestros  hermanos  a  compartir nuestra  paz  y a consumar  nuestra  dicha. 

5. Somos  los  santos  mensajeros  de  Dios  que  hablan  en Su Nombre,  y que  al  llevar  Su Palabra  a todos  aquellos  que  Él  nos  envía,  aprendemos  que  está  impresa  en nuestros  corazones.  Y  de  esa forma,  nuestras  mentes  cambian con  respecto al  objetivo para  el  que  vinimos  y al  que  ahora procuramos  servir. Le  traemos  buenas  nuevas  al  Hijo de  Dios  que  pensó que  sufría.  Ahora  ha  sido redimido.  Y  al  ver las  puertas  del  Cielo abiertas  ante  él,  entrará  y desaparecerá  en  el  Corazón  de Dios. 

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