martes, 15 de octubre de 2019

Manual para el maestro. 4. I. A. Desarrollo de la confianza


*Manual para el maestro. 4. I. A. Desarrollo de la confianza*

3. En  primer  lugar, tienen que  pasar por lo que  podría  calificarse  como  un "período de  deshacimiento". Ello no tiene  por qué  ser doloroso, aunque  normalmente  lo  es. Durante  ese  período parece  como  si  nos  estuviesen quitando las  cosas, y raramente  se  comprende  en un principio que estamos  simplemente  reconociendo su falta  de  valor. ¿De  qué  otro modo se  iba  a  poder percibir lo que  no tiene  valor, a  no ser que  el  perceptor  estuviese  en  una  posición desde  la  que  no puede  sino ver  las  cosas  de  otra  manera?  Aún no ha  llegado al  punto en el  que  puede  efectuar el  cambio  interno totalmente.  Por ello, el  plan  a  veces  requiere  que  se  efectúen  cambios  en lo que  parecen ser las circunstancias  externas.  Estos  cambios  son siempre  beneficiosos. Una  vez  que  el  maestro  de  Dios ha  aprendido esto,  pasa  a  la  segunda  fase. 

4.  Ahora  el  maestro  de  Dios  tiene  que  pasar por un "período de  selección".  Este  período  es  siempre bastante  difícil,  pues  al  haber  aprendido  que  los  cambios  que  se  producen  en su vida  son siempre beneficiosos, tiene  entonces  que  tomar todas  sus  decisiones  sobre  la  base  de  si  contribuyen  a  que  el beneficio  sea  mayor o menor. Descubrirá  que  muchas  cosas, si  no la  mayoría  de  las  que  antes valoraba, tan  sólo obstruyen su capacidad para  transferir  lo que  ha  aprendido a  las  nuevas situaciones  que  se  le  presentan.  Puesto que  ha  valorado lo  que  en verdad  no vale  nada,  no generalizará  la  lección por temor a  lo que  cree  pueda  perder  o deba  sacrificar. Se  necesita  haber aprendido mucho  para  poder llegar  a  entender  que  todas  las  cosas, acontecimientos, encuentros  y circunstancias  son provechosos. Sólo en  la  medida  en  que  son provechosos, deberá  concedérseles algún  grado de  realidad  en este  mundo de  ilusiones. La  palabra  "valor"  no puede  aplicarse  a  nada más. 

5. La  tercera  fase  por la  que  el  maestro  de  Dios  tiene  que  pasar podría  llamarse  "un período  de renuncia". Si  se  interpreta  esto como  una  renuncia  a  lo que  es  deseable, se  generará  un enorme conflicto.  Son pocos  los  maestros  de  Dios  que  se  escapan  completamente  de  esta  zozobra. No tiene ningún  sentido, no obstante, separar lo  que  tiene  valor  de  lo que  no lo tiene, a  menos  que  se  dé  el paso que  sigue  naturalmente. Por lo tanto, el  período de  transición  tiende  a  ser un período  en el  que el  maestro  de  Dios  se  siente  obligado a  sacrificar  sus  propios  intereses  en aras  de  la  verdad.  Todavía no se  ha  dado  cuenta  de  cuán  absolutamente  imposible  sería  una  exigencia  así. Esto  sólo  lo puede aprender a  medida  que  renuncia  realmente  a  lo que  no tiene  valor.  Mediante  esa  renuncia, aprende que  donde  esperaba  aflicción, encuentra  en su lugar una  feliz  despreocupación;  donde  pensaba  que se  le  pedía  algo, se  encuentra  agraciado  con un regalo. 

6.  Ahora  llega  "un período de  asentamiento".  Es  éste  un período  de  reposo, en el  que  el  maestro de Dios  descansa  razonablemente  en paz  por un tiempo.  Ahora  consolida  su aprendizaje.  Ahora comienza  a  ver el  valor  de  transferir  lo que  ha  aprendido de  unas  situaciones  a  otras. El  potencial  de lo  que  ha  aprendido  es  literalmente  asombroso, y el  maestro de  Dios  ha  llegado  a  un punto en su progreso desde  el  que  puede  ver que  en dicho aprendizaje  radica  su escape. "Renuncia  a  lo que  no quieres  y quédate  con lo que  sí  quieres." ¡Qué  simple  es  lo obvio!  ¡Y  qué  fácil! El  maestro  de  Dios necesita  este  período  de  respiro.  Todavía  no ha  llegado tan  lejos  como  cree.  Mas  cuando  esté  listo para  seguir adelante,  marcharán a  su lado  compañeros  poderosos.  Ahora  descansa  por un rato, y los convoca  antes  de  proseguir.  A  partir  de  ahí  ya  no seguirá  adelante  solo. 

7. La  siguiente  fase  es  ciertamente  un "período de  inestabilidad".  El  maestro de  Dios  debe  entender ahora  que  en realidad  no sabía  distinguir entre  lo que  tiene  valor y lo  que  no lo tiene. Lo  único que ha aprendido hasta ahora es que no desea lo que no tiene valor y que sí desea lo que lo tiene. Su propio proceso de selección, no obstante, no le sirvió para enseñarle la diferencia. La idea de sacrificio, tan fundamental en su sistema de pensamiento, imposibilitó el que pudiese discernir. Pensó que había aprendido a estar dispuesto, pero ahora se da cuenta de que no sabe para qué sirve estar dispuesto. Ahora tiene que alcanzar un estado que puede permanecer fuera de su alcance por mucho, mucho tiempo. Tiene que aprender a dejar de lado todo juicio, y a preguntarse en toda circunstancia qué es lo que realmente quiere. De no ser porque cada uno de los pasos en esta dirección está tan fuertemente reforzado, ¡cuán difícil sería darlos! 

8. Finalmente llega "un período de logros". Ahora es cuando se consolida su aprendizaje. Lo que antes se consideraban simples sombras, se han convertido ahora en ganancias substanciales, con las que puede contar en cualquier "emergencia" así como también en los períodos de calma. En efecto, el resultado de esas ganancias no es otro que la tranquilidad: el fruto de un aprendizaje honesto, de un pensamiento congruente y de una transferencia plena. Ésta es la fase de la verdadera paz, pues aquí se refleja plenamente el estado celestial. A partir de ahí, el camino al Cielo está libre y despejado y no presenta ninguna dificultad. En realidad, ya está aquí. ¿Quién iba a querer "ir" a ninguna otra parte, si ya goza de absoluta paz? ¿Y quién querría cambiar su tranquilidad por algo más deseable? ¿Qué podría ser más deseable? 

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