lunes, 25 de noviembre de 2019

Lección 358. Ninguna invocación a Dios puede dejar de ser oída o no recibir respuesta. Y de esto puedo estar seguro: Su respuesta es la única que realmente deseo


*Lección 358. Ninguna invocación a Dios  puede  dejar  de ser  oída o no recibir respuesta.  Y  de esto puedo estar  seguro:  Su respuesta es  la única  que realmente deseo*

1.  Tú que  recuerdas  lo  que  realmente  soy, eres  el  único que  recuerda  lo  que  realmente  deseo. Hablas en  Nombre  de  Dios, y, por lo tanto, hablas  en mi  nombre.  Y  lo que  me  concedes  procede  de  Dios Mismo.  Tu  Voz, entonces, Padre  mío,  es  mía  también, y lo  único que  quiero es  lo que  Tú  me ofreces, en la  forma  exacta  en  que  Tú eliges  que  yo lo reciba.  Permíteme  recordar todo lo  que  no sé, y deja  que  mi  voz  se  acalle,  mientras  lo recuerdo.  Y  no dejes  que  me  olvide  de  Tu  Amor ni  de  Tu cuidado, antes  bien, ayúdame  a  mantener  siempre  presente  en mi  conciencia  la  promesa  que  le hiciste  a  Tu  Hijo. No dejes  que  olvide  que  mi  ser no es  nada, pero  que  mi  Ser lo es  todo. 

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