lunes, 18 de noviembre de 2019

Lección 322. Tan sólo puedo renunciar a lo que nunca fue real


*Lección 322. Tan sólo puedo renunciar  a lo que nunca fue real*

1. Lo  único que  sacrifico  son las  ilusiones, nada  más.  Y  a  medida  que  éstas  desaparecen, descubro los  regalos  que  trataban de  ocultar, los  cuales  me  aguardan en jubilosa  espera,  listos  para entregarme  los  ancestrales  mensajes  que  me  traen  de  Dios. En cada  regalo Suyo que  acepto  yace  Su recuerdo.  Y  cada  sueño sirve  únicamente  para  ocultar el  Ser que  es  el  único Hijo  de  Dios, el  Ser que fue  creado a  Su Semejanza,  el  Santo Ser que  aún mora  en Él  para  siempre, tal  como  Él  aún  mora  en mí. 

2. Padre,  para  Ti  cualquier  sacrificio sigue  siendo  algo por siempre  inconcebible.  Por lo tanto,  sólo en  sueños  puedo hacer sacrificios.  Tal  como  Tú me  creaste,  no puedo renunciar a  nada  que  Tú me hayas  dado.  Lo que  Tú no has  dado  es  irreal.  ¿Qué  pérdida  podría  esperar  sino la  pérdida  del  miedo y el  regreso del  amor a  mi  mente? 

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