jueves, 29 de agosto de 2019

T28. VII. El arca de seguridad


*T28. VII. El arca de seguridad*

1. Dios  no pide  nada, y Su Hijo, al  igual  que  Él,  no necesita  pedir nada,  pues  no le  falta  nada. Un espacio vacío,  o una  diminuta  brecha, sería  una  insuficiencia.  Y  sólo ahí  podría  él  querer tener  algo que  no tiene.  Un espacio donde  Dios  no se  encuentra  o una  brecha  entre  Padre  e  Hijo no es  la Voluntad de  ninguno de  los  dos, que  prometieron  ser uno Solo.  La  promesa  de  Dios  es  una  promesa que  Él  se  hizo  a  Sí  Mismo, y no hay nadie  que  pudiese  ser desleal  a  lo que  Su  Voluntad dispone como  parte  de  lo que  Él  es. La  promesa  de  que  no puede  haber  brecha  alguna  entre  Él  y lo que  Él  es no puede  ser falsa. ¿Qué  otra  voluntad  podría  interponerse  entre  lo  que  no puede  sino ser uno solo y en  Cuya  Plenitud  no puede  haber  brecha  alguna? 

2. La  hermosa  relación  que  tienes  con todos  tus  hermanos  es  parte  de  ti  porque  es  parte  de  Dios Mismo. ¿Cómo  no ibas  a  enfermar si  te  niegas  a  ti  mismo tu plenitud,  tu salud, tu  Fuente  de  ayuda, la Llamada a impartir curación y la Llamada a curar? Tu salvador espera la curación y el mundo espera con él. Y tú no estás excluido, pues la curación o bien será una sola o bien no tendrá lugar en absoluto, ya que en el hecho de que es una radica la curación. ¿Qué podría corregir a la separación sino su opuesto? No hay términos medios en ningún aspecto de la salvación. O bien la aceptas completamente o bien no la aceptas en absoluto. Lo que no está separado tiene que estar unido. Y lo que está unido no puede estar separado. 

3. O bien hay una brecha entre tu hermano y tú, o bien sois uno y lo mismo. No hay nada entremedias, ninguna otra opción, ni ninguna lealtad que se pueda dividir entre esas dos posibilidades. Una lealtad dividida significa que le eres infiel a ambas posibilidades, lo cual no hace sino ponerte a dar tumbos, sin que te quede otro remedio que agarrarte a cualquier brizna de paja que parezca ofrecerte apoyo. Mas ¿quién puede edificar su hogar sobre pajas y esperar que le proteja del viento? Ése es el tipo de hogar que se puede hacer del cuerpo porque no está cimentado en la verdad. Sin embargo, por esa misma razón puede verse que no es tu hogar, sino simplemente un medio para ayudarte a llegar al Hogar donde Dios mora. 

4. Cuando ése se vuelve tu propósito, el cuerpo se cura, pues no se le utiliza para dar testimonio del sueño de separación y enfermedad. Tampoco se le culpa fútilmente por lo que no hizo. Su propósito es ayudar a que el Hijo de Dios sane, y, debido a ello, no puede enfermar. No se une a ningún propósito que tú no hayas aceptado, y tú has elegido que no esté enfermo. Todos los milagros se basan en esta decisión, y se te conceden en el mismo instante en que la tomas. Ninguna forma de enfermedad está excluida de dicha decisión porque la decisión no puede tomarse en función de la forma. La decisión de estar enfermo parece ser una decisión entre diferentes formas de enfermedad. Sin embargo, la enfermedad es una sola, al igual que su opuesto. Por consiguiente, o estás enfermo o estás sano. 

5. Pero nunca tú solo. Este mundo no es más que el sueño de que puedes estar solo y de que puedes pensar sin que ello afecte a los que están separados de ti. Estar solo significa que estás separado, y si lo estás, no puedes sino estar enfermo. Esto parece probar que definitivamente estás separado. No obstante, lo único que significa es que has tratado de mantener la promesa de serle fiel a la infidelidad. Mas la infidelidad significa enfermedad. Es como la casa edificada sobre pajas. De por sí parece ser muy sólida y real. Su estabilidad, no obstante, no se puede juzgar sin tomar en consideración sus cimientos. Si descansa sobre pajas, de nada sirve atrancar las puertas, cerrar las ventanas o correr los cerrojos. El viento la derrumbará, y las lluvias la azotarán y la arrastrarán al olvido. 

6. ¿Qué sentido tiene buscar refugio en lo que se construyó precisamente para fomentar el peligro y el miedo? ¿Por qué recargarlo con más cerraduras, cadenas o pesadas anclas, cuando su debilidad no reside en ello mismo, sino en la fragilidad de la brecha insubstancial sobre la que se erige? ¿Qué seguridad te puede ofrecer algo que descansa sobre una sombra? ¿Edificarías tu casa sobre algo que pudiera derrumbarse con el peso de una pluma? 

7. Tu hogar está edificado sobre la salud de tu hermano, sobre su felicidad e impecabilidad, así como sobre todo lo que su Padre le prometió. Ningún pacto secreto que hayas hecho en lugar de eso ha estremecido en lo más mínimo los Cimientos de este hogar. El viento podrá soplar sobre él y la lluvia azotarlo, pero sin consecuencia alguna. El mundo será arrastrado, pero este hogar permanecerá en pie para siempre, pues su fuerza no reside sólo en él. Es un arca de seguridad, que descansa sobre la promesa que Dios le hizo a Su Hijo de que él siempre moraría a salvo en Él. ¿Qué brecha podría interponerse entre la seguridad de este refugio y su Fuente? Desde aquí se puede ver al cuerpo como lo que es, sin atribuirle más o menos valor del que tiene como medio para liberar al Hijo de Dios a fin de que pueda regresar a su hogar. Y con este santo propósito se convierte por un tiempo en un hogar de santidad, ya que comparte la Voluntad de tu Padre contigo. 

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