jueves, 7 de febrero de 2019

Lección 47. Dios es la fortaleza en la que confío


*Lección 47. Dios es la fortaleza en la que confío*

1. Si sólo confías en tus propias fuerzas, tienes todas las razones del mundo para sentirte aprensivo, ansioso y atemorizado. ¿Qué puedes predecir o controlar? ¿Qué hay en ti con lo que puedas contar? ¿Qué te podría capacitar para ser consciente de todas las facetas de un problema, y de resolverlos de tal manera que de ello sólo resultase lo bueno? ¿Qué hay en ti que te permita poder reconocer la solución correcta, y garantizar su consecución?

2. Por ti mismo no puedes hacer ninguna de esas cosas. Creer que puedes es poner tu confianza en algo que no es digno de ella, y justificar el miedo, la ansiedad, la depresión, la ira y el pesar. ¿Quién puede depositar su fe en la debilidad y sentirse seguro? Por otra parte, ¿quién puede depositar su fe en la fortaleza y sentirse débil?

3. Dios es tu seguridad en toda circunstancia. Su Voz habla por Él en toda situación y en todos los aspectos de cada situación, diciéndote exactamente qué es lo que tienes que hacer para invocar Su fortaleza y Su protección. En esto no hay excepciones porque en Dios no hay excepciones. Y la Voz que habla por Él piensa como Él.

4. Hoy trataremos de llegar más allá de tu debilidad hasta la Fuente de la verdadera fortaleza. Son necesarias hoy cuatro sesiones de práctica de cinco minutos cada una, aunque se te exhorta a que hagas más y a que les dediques más tiempo. Cierra los ojos y comienza como de costumbre repitiendo la idea de hoy. Luego dedica un minuto o dos a buscar situaciones en tu vida que hayas revestido de temor, y desecha cada una de ellas diciéndote a ti mismo: Dios es la fortaleza en la que confío.

5. Trata ahora de deslizarte más allá de todas las preocupaciones relacionadas con tu propia sensación de insuficiencia. Es obvio que cualquier situación que te causa inquietud está asociada con sentimientos de insuficiencia, pues, de lo contrario, creerías que puedes lidiar con la situación con éxito. Confiando en ti mismo no es la manera de adquirir confianza. Mas la fortaleza de Dios en ti tiene éxito en todo.

6. Reconocer tu propia debilidad es un paso necesario para la corrección de tus errores, pero no es suficiente para darte la confianza que necesitas, y a la que tienes derecho. Debes adquirir asimismo la conciencia de que confiar en tu verdadera fortaleza está plenamente justificado en relación con todo y en toda circunstancia.

7. En la última fase de cada sesión de práctica, trata de llegar muy hondo dentro de tu mente a un lugar de verdadera seguridad. Reconocerás que has llegado cuando sientas una profunda sensación de paz, por muy breve que sea. Despréndete de todas las trivialidades que bullen y burbujean en la superficie de tu mente, y sumérgete por debajo de ellas hasta llegar al Reino de los Cielos. Hay un lugar en ti donde hay perfecta paz. Hay un lugar en ti en el que nada es imposible. Hay un lugar en ti donde mora la fortaleza de Dios.

8. Repite la idea frecuentemente en el transcurso del día. Úsala como respuesta a cualquier cosa que te perturbe. Recuerda que tienes derecho a la paz porque estás depositando tu confianza en la fortaleza de Dios.


~Lección 47 UCDM:
''Dios es la fortaleza en la que confío''.

*Comentario:

En las anteriores lecciones, hemos estado viendo distintas formas de explicar que Dios es luz, amor, la fuente, que está dentro de nosotros mismos y no en el exterior. Hoy vuelve la idea de fortaleza, es decir, la capacidad que tenemos para que no nos afecten las ilusiones, y se nos dice que confiemos en la fortaleza de Dios, ya que es mucho mayor que la nuestra. 

Dios sabe que las ilusiones (necesidad, fracaso, separación, insuficiencia, requisitos, juicios, condenación, condicionalidad, superioridad e ignorancia) no son reales, que las ha inventado el Hijo de Dios para experimentarse en este mundo de las leyes humanas y de la razón. 

Esta es una lección maravillosa, en ella nos hace vislumbrar que si pudieramos ver durante un instante la fortaleza de Dios, sabríamos que este mundo es como un sueño, que hemos proyectado al exterior en forma de culpa, miedos, sufrimiento, dolor, disgustos, ira... ¡¡¡Y todas estas cosas no son reales!!!

Voy a citar un trozo de uno de los mejores manuales que existen, en cuánto a ética espiritual se refiere, y que recomiendo como apoyo al Curso, *Conversaciones con Dios 1 del autor Neale Donald Walsch*:

''Empieza por quedarte en silencio.
Silencia el mundo exterior, de modo que puedas ver el mundo interior.
Esta visión interior es lo que buscas, pero no podrás acceder a ella mientras estés tan profundamente preocupado por tu realidad externa. Trata, pues, de mirar hacia dentro lo máximo que puedas. Cuando no miras hacia adentro, es que miras hacia fuera en la medida en que te ocupas del mundo exterior. 

Recuerda este axioma: 
Si no miras hacia dentro,  
es que miras hacia fuera. 
Ponlo en primera persona cuando te lo repitas a ti mismo, para hacerlo más personal: 
Si no Miro hacia adentro 
Es que Miro hacia fuera. 

Has estado mirando hacia fuera durante toda tu vida. Pero no tienes, ni tuviste nunca, por qué hacerlo.
No hay nada que no puedas ser, nada que no puedas hacer.  
No hay nada que no puedas tener".

Y esto tiene todo que ver con la lección de hoy, si miramos hacia dentro, encontramos el Reino de los Cielos que es la fortaleza de Dios; si miramos hacia fuera, entramos en locus de control externo, proyectamos as causas fuera de nosotros mismos cuando sufrimos, y solo vemos el miedo y todos sus derivados.

Así pues, hoy práctica que Dios es la fortaleza en la que confías, ya que su fortaleza no es la tuya, y gracias a él puedes perdonar un mundo lleno de ilusiones.

~Comentario: Edgar Doménech Macías.


~Vídeo lectura profunda: Arantxa Carrera - Matriz del Cambio

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