miércoles, 4 de diciembre de 2019

PSICOTERAPIA 2. EL PROCESO DE LA PSICOTERAPIA: Introducción


*PSICOTERAPIA 2. EL PROCESO DE LA PSICOTERAPIA: Introducción*

1. La  psicoterapia  es  un proceso  que  cambia  la  visión del  "yo".  A  lo sumo, este  "nuevo yo" es  un concepto de  sí  mismo más  beneficioso,  pero no puede  esperarse  que  la  psicoterapia  establezca  qué es  realidad.  Esa  no es  su función. Si  logra  abrirle  paso a  la  realidad, ha  alcanzado  su máximo  éxito. Toda  su función,  al  final, consiste  en ayudar al  paciente  a  manejar un error  fundamental:  la  creencia de  que  la  ira  le  ofrece  algo  que  en realidad  desea, y de  que  al  justificar  el  ataque  se  está  protegiendo a  sí  mismo. En  la  medida  en  que  llegue  a  darse  cuenta  de  que  esto es  un error,  en esa  misma  medida se  ha  salvado  realmente. 

2. Los  pacientes  no entran en  una  relación terapéutica  con este  objetivo  en mente. Por el  contrario, tales  conceptos  significan poco para  ellos, o no necesitarían ayuda.  Su objetivo  es  ser capaces  de conservar  su concepto del  yo exactamente  como está,  pero sin el  sufrimiento  que  ello  conlleva. Todo su equilibrio descansa  sobre  la  insensata  creencia  de  que  esto es  posible.  Y  como resulta  tan claramente  imposible  para  la  mente  sana, lo  que  buscan  es  magia. En las  ilusiones  lo  imposible  se consigue  fácilmente, pero a  costa  de  hacer realidad  las  ilusiones. El  paciente  ya  ha  pagado  su precio.  Ahora  quiere  una  ilusión "mejor". 

3.  Al  comienzo, pues, la  meta  del  paciente  y la  del  terapeuta  son divergentes.  Tanto  el  terapeuta como  el  paciente  pueden  abrigar falsos  conceptos  de  sí  mismos, pero aun así  sus  respectivas percepciones sobre la "mejoría" deben ser distintas. El paciente espera aprender a lograr los cambios que quiere sin cambiar su concepto de sí mismo de manera significativa. De hecho, espera que ese concepto se estabilice lo suficiente para incluir en el mismo los poderes mágicos que busca en la psicoterapia. Desea volver invulnerable lo vulnerable e ilimitado lo finito. El yo que ve es su dios, y lo único que busca es servirle mejor. 

4. Sin importar cuán sincero pueda ser el propio terapeuta, debe querer cambiar el concepto que el paciente tiene de sí mismo de alguna manera que considera real. La tarea de la terapia es reconciliar estas diferencias. Con suerte, ambos aprenderán a abandonar sus metas originales, pues sólo en las relaciones puede hallarse la salvación. Al comienzo, es inevitable que tanto los pacientes como los terapeutas acepten metas irreales que no están completamente libres de matices mágicos. Finalmente, estas se abandonarán en las mentes de ambos. 

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