jueves, 19 de diciembre de 2019

EL CANTO DE ORACIÓN 1. IV. Orar con otros


*EL CANTO DE ORACIÓN 1. IV. Orar con otros*

1. Hasta  que  por lo menos  comienza  el  segundo nivel, uno no puede  compartir en  oración. Puesto que  hasta  que  no se  llega  ese  punto, cada  uno tiene  que  pedir  cosas  diferentes.  Pero una  vez  que  la necesidad de  conservar  al  otro como enemigo  se  ha  cuestionado,  y la  razón  para  hacerla  se  ha reconocido aunque  sea  por un instante, se  hace  posible  unirse  en oración.  Los  enemigos  no comparten  una  meta. Es  en esto  en lo que  se  conserva  su enemistad.  Sus  deseos  separados  son sus arsenales;  sus  fortalezas  en el  odio. La  clave  para  elevarse  aun  más  en oración  radica  en este sencillo pensamiento;  este  cambio  de  mentalidad:  Vamos  juntos, tú  y yo. 

2.  Ahora  es  posible  ayudar  en la  oración, y de  esta  manera  elevarte  tú mismo.  Este  paso inicia  un ascenso más  rápido, pero quedan  aún muchas  lecciones  por aprender. El  camino  se  abre, y la esperanza  está  justificada.  Aun así  es  posible  al  comienzo que  lo  que  piden  incluso aquellos  que  se unen  en oración  no sea  la  meta  que  la  oración debería  buscar en  realidad. Incluso juntos  pueden pedir  cosas, y establecer así  tan solo una  ilusión de  que  comparten  una  meta. Pueden  pedir cosas específicas,  sin darse  cuenta  de  que  están  pidiendo  efectos  sin la  causa.  Y  esto no se  puede  lograr. Pues  nadie  puede  recibir tan solo efectos, pidiéndole  a  una  causa  de  la  que  no provienen que  se  los ofrezca.

3. Aun la unión, entonces, no es suficiente, si aquellos que oran juntos no preguntan, ante todo, cuál es la Voluntad de Dios. Sólo de esta Causa puede provenir la respuesta en la que todo lo específico se satisface; todos los deseos separados se unifican. La oración por cosas específicas siempre pide que el pasado se repita de alguna manera. Lo que antes se disfrutaba, o parecía ser; lo que era de otro y parecía amarlo, - todas estas son sólo ilusiones del pasado. El propósito de la oración es liberar al presente de las cadenas de las ilusiones del pasado: dejar que el presente sea un remedio que se elige libremente para que reemplace toda decisión errónea. Lo que la oración puede ofrecer ahora excede de tal manera todo lo que pedías antes que resulta lamentable que te contentes con menos. 

4. Has elegido una oportunidad recién nacida cada vez que oras. ¿Y la sofocarías y encarcelarías en antiguas prisiones, cuando ha llegado la oportunidad de librarte de todas a la vez? No restrinjas tu pedir. La oración puede traer la paz de Dios. ¿Qué cosa ligada al tiempo puede darte más que esto, durante el pequeño lapso que dura hasta que se desmorona en polvo? 

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