lunes, 29 de julio de 2019

T23. II. Las leyes del caos (parte II)


*T23. II. Las leyes del caos (parte II)*

12. Pero ¿qué  es  eso que  deseas  que  exige  su muerte?  ¿Cómo  puedes  estar seguro de  que  tu ataque asesino está  justificado, a  menos  que  sepas  cuál  es  su propósito?  Aquí  es  donde  el  "último" principio  del  caos  acude  en tu  "auxilio".  Este  principio  alega  que  hay un substituto  para  el  amor. Ésta  es  la  magia  que  curará  todo tu dolor,  el  elemento que  falta  que  curaría  tu locura.  Ésa  es  la  razón de  que  tengas  que  atacar. He  aquí  lo que  hace  que  tu  venganza  esté  justificada.  He  aquí, revelado, el regalo secreto  del  ego,  arrancado  del  cuerpo  de  tu hermano donde  se  había  ocultado con  malicia  y con  odio hacia  aquel  a  quien  verdaderamente  le  pertenece.  Él  te  quiere  privar  de  ese  ingrediente secreto que  le  daría  significado  a  tu vida. El  substituto del  amor,  nacido  de  vuestra  mutua enemistad,  tiene  que  ser la  salvación.  Y  no tiene  substitutos, pues  sólo  hay uno.  Y  así, el  propósito de  todas  tus  relaciones  es  apropiarte  de  él  y convertirte  en su dueño.

13. Mas  nunca  podrás  poseerlo  del  todo.  Y  tu  hermano  jamás  cesará  de  atacarte  por lo  que  le robaste.  Y  la  venganza  de  Dios  contra  vosotros  dos  tampoco cesará,  pues  en Su locura  Él  tiene también  que  poseer ese  substituto del  amor y destruiros  a  ambos.  Tú que  crees  ser cuerdo y caminar por tierra  firme  en  un mundo en el  que  se  puede  encontrar  significado,  considera  lo  siguiente:  Éstas son las  leyes  en las  que  parece  basarse  tu "cordura". Éstos  son los  principios  que  hacen  que  el  suelo que  pisas  parezca  firme.  Y  es  ahí  donde  tratas  de  encontrar significado. Ésas  son las  leyes  que promulgaste  para  tu salvación.  Apoyan  firmemente  al  substituto  del  Cielo que  prefieres. Ése  es  su propósito,  pues  para  eso es  para  lo  que  fueron promulgadas. No tiene  objeto  preguntar  qué significado tienen.  Eso es  obvio. Los  medios  de  la  locura  no pueden  sino ser dementes.  ¿Estás  tú igualmente  seguro de  que  comprendes  que  su objetivo  es  la  locura?

14. Nadie  desea  la  locura,  ni  nadie  se  aferra  a  su propia  locura  si  ve  que  eso es  lo que  es. Lo que protege  a  la  locura  es  la  creencia  de  que  es  la  verdad. La  función  de  la  demencia  es  usurpar el  lugar de  la  verdad.  Para  poder creer  en la  demencia  hay  que  considerarla  la  verdad.  Y  si  es  la  verdad, entonces  su opuesto, que  antes  era  la  verdad, tiene  que  ser ahora  la  locura.  Tal  inversión, en  la  que todo  está  completamente  al  revés:  en la  que  la  demencia  es  cordura,  las  ilusiones  verdad, el  ataque bondad,  el  odio amor y el  asesinato bendición,  es  el  objetivo que  persiguen las  leyes  del  caos.  Esos son los  medios  que  hacen  que  las  leyes  de  Dios  parezcan  estar invertidas.  Ahí  las  leyes  del  pecado parecen mantener  cautivo  al  amor y haber  puesto  al  pecado en libertad.

15. Ésos  no parecen  ser los  objetivos  del  caos,  pues  gracias  a  la  gran inversión  parecen  ser las  leyes del  orden. ¿Cómo  podría  ser de  otra  manera?  El  caos  es  la  ausencia  total  de  orden, y no tiene  leyes. Para  que  se  pueda  creer  en él,  sus  aparentes  leyes  tienen  que  percibirse  como  reales. Su objetivo de demencia  tiene  que  verse  como cordura.  Y  el  miedo,  con labios  mortecinos  y ojos  que  no ven, obcecado y de  aspecto horrible, es  elevado al  trono del  amor, su moribundo  conquistador,  su substituto,  el  que  te  salva  de  la  salvación.  ¡Cuán bella  hacen  aparecer a  la  muerte  las  leyes  del miedo! ¡Dale  gracias  al  héroe  que  se  sentó en el  trono del  amor y que  salvó  al  Hijo  de  Dios  para condenarlo al  miedo  y a  la  muerte!

16. Sin embargo,  ¿cómo  es  posible  que  se  pueda  creer  en semejantes  leyes?  Hay un extraño mecanismo  que  hace  que  ello  sea  posible.  Es  algo que  nos  resulta  familiar,  pues  hemos  visto en innumerables  ocasiones  cómo  parece  funcionar.  En realidad  no funciona  en  absoluto, mas  en sueños, donde  los  protagonistas  principales  son sólo sombras, parece  ser muy poderoso. Ninguna  de las  leyes  del  caos  podría  coaccionar  a  nadie  a  que  creyese  en ella,  si  no fuera  por el  énfasis  que  se pone  en la  forma  y por el  absoluto desprecio  que  se  hace  del  contenido.  Nadie  que  crea  que  una  sola de  estas  leyes  es  verdad  se  da  cuenta  de  lo que  dicha  ley estipula.  Algunas  de  las  formas  que  dichas leyes adoptan parecen tener sentido, pero eso es todo.

17. ¿Cómo es posible que algunas formas de asesinato no signifiquen muerte? ¿Puede acaso un ataque, sea cual sea la forma en que se manifieste, ser amor? ¿Qué forma de condena podría ser una bendición? ¿Quién puede incapacitar a su salvador y hallar la salvación? No dejes que la forma que adopta el ataque contra tu hermano te engañe. No puedes intentar herirlo y al mismo tiempo salvarte. ¿Quién puede estar a salvo del ataque atacándose a sí mismo? ¿Cómo iba a importar la forma en que se manifiesta esta locura? Es un juicio que se derrota a sí mismo, al condenar lo que afirma querer salvar. No te dejes engañar cuando la locura adopte una forma que a ti te parece hermosa. Lo que está empeñado en destruirte no es tu amigo.

18. Sostienes -y piensas que es verdad- que no crees en estas leyes insensatas ni que tus acciones están basadas en ellas. Pues cuando examinas de cerca lo que postulan, ves que no se puede creer en ellas. Hermano, crees en ellas. Pues de no ser así, ¿cómo podrías percibir la forma que adoptan, con semejante contenido? ¿Podría acaso ser sostenible cualquiera de las formas que adoptan? Sin embargo, crees en ellas debido a la forma que adoptan, y no adviertes el contenido. Éste nunca cambia. ¿Puedes acaso darle vida a un esqueleto pintando sus labios de color rosado, vistiéndolo de punta en blanco, acariciándolo y mimándolo? ¿Y puede acaso satisfacerte la ilusión de que estás vivo?

19. Fuera del Cielo no hay vida. La vida se encuentra allí donde Dios la creó. En cualquier otro estado que no sea el Cielo la vida no es más que una ilusión. En el mejor de los casos parece vida, en el peor, muerte. Ambos son, no obstante, juicios acerca de lo que no es la vida, idénticos en su inexactitud y falta de significado. Fuera del Cielo la vida es imposible, y lo que no se encuentra en el Cielo no se encuentra en ninguna parte. Fuera del Cielo lo único que hay es un conflicto de ilusiones, de todo punto insensato, imposible y más allá de la razón, aunque se percibe como un eterno impedimento para llegar al Cielo. Las ilusiones no son sino formas. Su contenido nunca es verdad.

20. Las leyes del caos gobiernan todas las ilusiones. Las formas que éstas adoptan entran en conflicto, haciendo que parezca posible concederle más valor a unas que a otras. Sin embargo, cada una de ellas se basa, al igual que todas las demás, en la creencia de que las leyes del caos son las leyes del orden. Cada una de ellas apoya dichas leyes completamente, y ofrece un testimonio inequívoco de que son verdad. Las formas de ataque que en apariencia son más benévolas no son menos inequívocas en su testimonio o en sus resultados. Es indudable que el miedo que engendran las ilusiones se debe a las creencias que las originan y no a su forma. Y la falta de fe en el amor, sea cual sea la forma en que se manifieste, da testimonio de que el caos es la realidad.

21. La fe en el caos es la consecuencia inevitable de la creencia en el pecado. El que sea una consecuencia es lo que hace que parezca ser una conclusión lógica, un paso válido en el pensamiento ordenado. Los pasos que conducen al caos proceden de manera ordenada desde su punto de partida. Cada uno de ellos se manifiesta en forma diferente en el proceso de invertir la verdad, y conduce aún más profundamente al terror y más allá de la verdad. No pienses que un paso es más corto que otro ni que el retorno desde uno de ellos es más fácil que desde otro. En cada uno de ellos reside el descenso desde el Cielo en su totalidad. Y allí donde tu pensamiento empieza, allí mismo tiene que terminar.

22. Hermano, no des ni un solo paso en el descenso hacia el infierno. Pues una vez que hayas dado el primero, no podrás reconocer el resto como lo que son. Y cada uno de ellos seguirá al primero. Cualquier forma de ataque te planta en la tortuosa escalera que te aleja del Cielo. Sin embargo, en cualquier instante todo esto se puede deshacer. ¿Cómo puedes saber sí has elegido las escaleras que llevan al Cielo o el camino que conduce al infierno? Muy fácilmente. ¿Cómo te sientes? ¿Estás en paz? ¿Tienes certeza con respecto a tu camino? ¿Estás seguro de que el Cielo se puede alcanzar? Si la respuesta es no, es que caminas solo. Pídele entonces a tu Amigo que se una a ti y te dé certeza con respecto al camino a seguir.

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