miércoles, 10 de julio de 2019

Lección 191. Soy el santo Hijo de Dios Mismo


*Lección 191. Soy el santo Hijo de Dios Mismo*

1. He  aquí  la  declaración de  tu liberación  de  las  cadenas  del  mundo.  Y  he  aquí  asimismo la liberación del  mundo entero.  No te  das  cuenta  de  lo  que  has  hecho al  asignarle  al  mundo el  papel  de carcelero  del  Hijo  de  Dios. ¿Qué  podría  ser entonces  sino un mundo depravado y temeroso, amedrentado  por las  sombras, vengativo y salvaje, desprovisto  de  razón, ciego y enajenado  por el odio?

2. ¿Qué  has  hecho  para  que  éste  sea  tu  mundo?  ¿Qué  has  hecho  para  que  sea  eso lo que  ves?  Niega tu  Identidad,  y ése  es  el  resultado. Contemplas  el  caos  y proclamas  que  eso es  lo  que  tú eres. No ves nada  que  no dé  testimonio  de  ello. No hay sonido que  no te  hable  de  la  flaqueza  que  hay dentro  y fuera  de  ti;  ni  aliento  que  respires  que  no parezca  acercarte  más  a  la  muerte;  ni  esperanza  que alientes  que  no haya  de  acabar  en llanto.

3. Niega  tu verdadera  Identidad y no podrás  escaparte  de  la  locura  que  dio  lugar a  este  extraño, antinatural  y fantasmal  pensamiento que  se  burla  de  la  creación y se  ríe  de  Dios. Niega  tu verdadera Identidad, y te  enfrentas  al  universo  solo,  sin un amigo:  una  diminuta  mota  de  polvo contra  legiones de  enemigos. Niega  tu verdadera  Identidad y contemplarás  la  maldad,  el  pecado y la  muerte,  y verás la  desesperanza  arrebatarte  de  las  manos  todo  vestigio  de  esperanza,  dejándote  solamente  con ansias de  morir.

4. Sin embargo,  ¿qué  podría  ser esto sino un juego  en el  que  puedes  negar  tu Identidad?  Eres  tal como  Dios  te  creó.  Creer cualquier  otra  cosa  es  absurdo. Con este  solo  pensamiento todo el  mundo se  libera. Con esta  sola  verdad  desaparecen  todas  las  ilusiones. Con este  solo hecho  se  proclama  que la  impecabilidad  es  eternamente  parte  integral  de  todo,  el  núcleo central  de  su existencia  y la garantía  de  su inmortalidad.

5. Deja  que  la  idea  de  hoy encuentre  un lugar  entre  tus  pensamientos,  y te  habrás  elevado muy  por encima  del  mundo,  así  como por encima  de  todos  los  pensamientos  mundanos  que  lo mantienen prisionero.  Y  desde  este  lugar  de  seguridad  y escape  retornarás  a  él  y lo liberarás. Pues  aquel  que puede  aceptar su verdadera  Identidad  realmente  se  salva.  Y  su salvación  es  el  regalo que  les  hace  a todos, como  muestra  de  gratitud hacia  Aquel  que  le  mostró el  camino  a  la  felicidad que  cambió  toda su perspectiva  acerca  del  mundo.

6. Basta  con un solo pensamiento santo  como éste  para  liberarte:  tú  eres  el  santo  Hijo de  Dios mismo.  Y con este  pensamiento  santo comprendes  asimismo  que  has  liberado al  mundo. No tienes necesidad de  usarlo  cruelmente,  y luego percibir  esa  misma  necesidad  en él. Lo  liberas  de  tu aprisionamiento. No verás  una  imagen  devastadora  de  ti  mismo vagando  por el  mundo  llena  de terror, mientras  que  éste  se  retuerce  en agonía  porque  tus  miedos  han dejado impreso en su corazón el  sello de  la  muerte.

7.  Alégrate  hoy de  cuán fácilmente  desaparece  el  infierno. No necesitas  más  que  decirte  a  ti  mismo: Soy el  santo Hijo de  Dios  Mismo. No puedo sufrir ni  sentir  dolor, no puedo  sufrir  pérdidas  ni  dejar de  hacer todo  lo que  la  salvación  me  pida.  Y  con ese  pensamiento  todo lo que  contemples  cambiará por completo.

8. Un milagro ha  iluminado todas  las  lúgubres  y viejas  cavernas  en  las  que  los  ritos  de  la  muerte reverberaban  desde  los  orígenes  del  tiempo. Pues  el  tiempo  ya  no tiene  dominio  sobre  el  mundo.  El Hijo  de  Dios  ha  venido radiante  de  gloria  a  redimir a  los  que  estaban  perdidos, a  salvar  a  los desvalidos y a darle al mundo el regalo de su perdón. ¿Quién podría ver el mundo como un lugar siniestro y pecaminoso cuando el Hijo de Dios ha venido por fin a liberarlo nuevamente?

9. Tú que te percibes a, ti mismo como débil y frágil, lleno de vanas esperanzas y de anhelos frustrados; nacido sólo para morir, llorar y padecer, escucha esto: se te ha dado todo poder en la tierra y en el Cielo. No hay nada que no puedas hacer. Juegas el juego de la muerte, el de ser impotente, el de estar lamentablemente encadenado a la disolución en un mundo que no tiene misericordia contigo. No obstante, cuando tengas misericordia con él, su misericordia resplandecerá sobre ti.

10. Deja entonces que el Hijo de Dios despierte de su sueño, y que al abrir sus ojos santos, regrese para bendecir el mundo que él fabricó. Éste nació de un error, pero acabará en el reflejo de la santidad del Hijo de Dios. Y éste dejará de dormir y de soñar con la muerte. Únete a mí hoy. Tu gloria es la luz que salva al mundo. No sigas negándote a conceder la salvación. Contempla el mundo que te rodea, y observa el sufrimiento que se abate sobre él. ¿No está acaso dispuesto tu corazón a llevarles descanso a tus fatigados hermanos?

11. Ellos tienen que esperar hasta que tú te liberes. Permanecen encadenados hasta que tú seas libre. No pueden ver la misericordia del mundo hasta que tú la encuentres en ti mismo. Sufren hasta que tú niegues que el dolor te atenaza. Mueren hasta que tú aceptes tu propia vida eterna. Eres el santo Hijo de Dios Mismo. Recuerda esto, y el mundo entero se libera. Recuerda esto, y la tierra y el Cielo son uno.


~Lección 191 UCDM:
"Soy el santo Hijo de Dios Mismo"

*Comentario:

Para reconocer en nosotros la divinidad que somos y reconocernos como Hijos de Dios tenemos que aprender a cruzar el umbral del perdón. 

El perdón es la puerta a cruzar. La única puerta, para reconocer que somos el santo Hijo de Dios Mismo. Pero has de decidir a favor de una sola voz. Pues el perdón que tienes ante la idea de la separación no tiene como finalidad la paz.

"¡Te perdono, oh mundo impío y ruin, por todo lo que me has hecho! ¡No porque no me duela, sino porque yo soy mejor que tú!" 

O sea, especial a los ojos de Dios.

Ese no es el verdadero perdón. Ese es el plan del ego para asegurar su permanencia. Es un "busca y no encuentres". Un plan de circuito cerrado, sin escapatoria de las ilusorias cadenas creadas para mantenerte eternamente subyugado a él. Un plan de nacimiento evocado a la muerte que segura te espera más tarde que pronto con suerte, pero ante todo segura. 

"Estoy aquí únicamente para ser útil, estoy aquí en representación de aquel que me envió. No tengo que preocuparme por lo que tengo que decir ni por lo que tengo que hacer, pues aquel que me envió me guiará. Me siento satisfecho de estar donde quiera que Él desee, pues se que aquel que me envió estará allí conmigo. Sanaré a medida que le permita enseñarme a sanar."

"¡¡Únicamente para ser útil"!!
...Es tanto como decir que en cierto modo "¡¡soy la luz del mundo"!! pues toda tu actuación es la muestra de la expresión externa de tu condición interna. 

Con lo cual, sí tengo claro que ser útil no es juzgar a mi hermano, sino comprender que él solo me está mostrando cuáles son mis creencias, juicios y valoraciones y que YO hago exactamente lo mismo, comprendo que no tengo nada más que hacer, sino que lo único que realmente es útil es echarme a un lado, dejando que sean desatadas mis ataduras. Las mismas que yo puse y que aprisionaban a mi hermano y a mí mismo.

No preocuparme, sino que simplemente ocuparme. 
Ni por lo que debo decir, pues al despojarme del juicio, me despojo del personaje y a la vez de la actuación por libre del mismo.

AHORA es Jesús quien decide todo por mí. Él habla por mí y Él actúa por mí. 

Esta situación me lleva a descansar en Paz. "Descanse en Paz" no ha de ser una expresión de muerte, sino el deseo de un sueño feliz en esta aparte pero ilusoria vida. Cero esfuerzos, cero preocupaciones. Agradecimiento, o lo que es lo mismo Dicha y Paz, pues estar donde aparentemente esté, siempre será estar en la conciencia divina de mi YO superior, de mi maestro, del Jefe o si lo prefieres de tu Hermano mayor Jesús. 

Sanaré a medida que le permita enseñarme a sanar, pues solo con la intención de sanar verdaderamente le estás ofreciendo los mandos de esa nave a la que llamas "mi cuerpo" para ser tratada con la amabilidad y el cariño que realmente te mereces.

La piedra angular de todo lo expuesto es un solo pensamiento... "me he separado de la fuente"..., en un pensamiento de ser especial para el padre que me piensa y esa diferencia, esa especialidad que nunca se dió, aparenta ser real en un escenario inventado, con personajes inventados y actuaciones inventadas.

Una película donde actores, papeles, escenarios, pensamientos y roles fueron magistralmente inventados para finalmente y en el proceso de darte cuenta regresar al Hogar del que nunca saliste.

~Comentario de la lección: Pepe Montaña Ortiz.


- Vídeo de la lección: Arantxa Carrera Salas.

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