domingo, 9 de junio de 2019

T18. V. El sueño feliz


*T18. V. El sueño feliz*


1. Prepárate  ahora  para  deshacer lo que  nunca  tuvo lugar. Si  ya  entendieses  la  diferencia  que  existe entre  la  verdad y las  ilusiones, la  Expiación no tendría  objeto. El  instante  santo, la  relación santa,  las enseñanzas  del  Espíritu Santo  y todos  los  medios  por los  que  se  alcanza  la  salvación  no tendrían ningún  propósito.  Pues  todos  ellos  no son sino aspectos  del  plan cuyo  fin es  cambiar tus  sueños  de terror  a  sueños  felices, desde  los  cuales  puedas  despertar  fácilmente  al  conocimiento.  No te  pongas a  ti  mismo  a  cargo de  esto, pues  no puedes  distinguir  entre  lo que  es  un avance  y lo  que  es  un retroceso. Has  considerado algunos  de  tus  mayores  avances  como  fracasos, y has  evaluado  algunos de  tus  peores  retrocesos  como  grandes  triunfos.

2. Nunca  solicites  el  instante  santo  después  de  haber tratado de  eliminar por tu  cuenta  todo odio  y temor de  tu  mente.  Ésa  es  su función. Nunca  intentes  pasar por alto  tu culpabilidad antes  de  pedirle ayuda  al  Espíritu Santo.  Ésa  es  Su función.  Tu  papel  consiste  únicamente  en  estar dispuesto, aunque sea  mínimamente, a  que  Él  elimine  todo  vestigio de  odio y de  temor y a  ser perdonado.  Sobre  tu poca  fe, unida  a  Su entendimiento, Él  establecerá  tu papel  en la  Expiación y se  asegurará  de  que  lo cumplas  sin ninguna  dificultad.  Y  con Él  construirás  los  peldaños, tallados  en  la  sólida  roca  de  la  fe, que  se  elevarán  hasta  el  Cielo.  Y  no serás  tú  el  único  que  se  valga  de  ellos  para  ascender  hasta  él.

3.  A  través  de  tu  santa  relación,  renacida  y bendecida  en  cada  instante  santo  que  tú no planees, miles de  seres  ascenderán hasta  el  Cielo junto  Contigo.  ¿Puedes  acaso planear tú  eso?  ¿O  puedes prepararte  a  ti  mismo para  tal  función?  Sin  embargo, ello es  posible  porque  es  la  Voluntad de  Dios. Y Él  no va  a  cambiar de  parecer al  respecto.  Tanto  el  propósito  como los  medios  le  pertenecen a  Él. Tú  has  aceptado  el  propósito;  los  medios  se  te  proveerán.  Un propósito  como  éste  es  inconcebible sin los  medios. Él  proveerá  los  medios  a  todo aquel  que  comparta  Su propósito.

4. Los  sueños  felices  se  vuelven  reales, no porque  sean sueños, sino únicamente  porque  son felices. Por lo tanto, no pueden  sino ser amorosos. Su mensaje  es:  "Hágase  Su  Voluntad", y no:  "Quiero  que sea  de  otra  manera". La  sincronización  de  medios  y propósito  es  una  empresa  que  está  más  allá  de tu entendimiento. Ni siquiera te has dado cuenta de que has aceptado el propósito del Espíritu Santo como tu propósito, y lo único que harías sería utilizar medios profanos para su logro. La poca fe que se necesitó para cambiar de propósito es todo lo que se requiere para aceptar los medios y para ponerlos en práctica.

5. No es un sueño amar a tu hermano como a ti mismo, ni tu relación santa es tampoco un sueño. Lo único que aún le queda del mundo de los sueños es que todavía es una relación especial. Mas le es muy útil al Espíritu Santo, Quien tiene una función especial aquí. Tu relación se convertirá en el sueño feliz a través del cual Él podrá derramar Su alegría sobre miles y miles de personas que creen que el amor es miedo y no felicidad. Deja que Él lleve a cabo la función que Él le asignó a tu relación al aceptarla en tu nombre, y no habrá nada que no contribuya a ella para que se convierta en lo que Él quiere que sea.

6. Cuando sientas que la santidad de tu relación se ve amenazada por algo, detente de inmediato y, a pesar del temor que puedas sentir, ofrécele al Espíritu Santo tu consentimiento para que Él cambie ese instante por el instante santo que preferirías tener. Él jamás dejará de complacer tu ruego. Pero no te olvides de que tu relación es una unidad, y, por lo tanto, es inevitable que cualquier cosa que suponga una amenaza para la paz de uno sea asimismo una amenaza para la paz del otro. El poder de haberos unido a su bendición reside en el hecho de que ahora es imposible que tú o tu hermano podáis experimentar miedo por separado, o intentar lidiar con él por vuestra cuenta. Jamás pienses que eso es necesario o incluso posible. Pero de la misma manera en que es imposible, es imposible también que el instante santo le llegue a uno de vosotros y no al otro. Y os llegará a ambos a petición de cualquiera de los dos.

7. El que esté más cuerdo de los dos en el momento en que se perciba la amenaza, debe recordar cuán profundo es su endeudamiento con el otro y cuánta gratitud le debe, y alegrarse de poder pagar esa deuda brindando felicidad a ambos. Que recuerde esto y diga: Deseo que éste sea un instante santo para mí, a fin de compartirlo con mi hermano, a quien amo. Es imposible que se me pueda conceder a mí sin él o a él sin mí. Pero nos es totalmente posible compartirlo ahora. Elijo, por lo tanto, ofrecerle este instante al Espíritu Santo, para que Su bendición pueda descender sobre nosotros, y mantenernos a los dos en paz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si quieres que te resuelva cualquier pregunta no dudes en ponerte en contacto conmigo a través de e-mail, estaré encantado de ayudarte: edgardomenechcoach@hotmail.com
También puedes buscarme en Facebook como Edgar Doménech Macías.