*Lección 218. Repaso de la lección 198*
1. Sólo mi propia condenación me hace daño.
Mi condenación nubla mi visión, y a través de mis ojos ciegos no puedo ver la visión de mi gloria. Mas hoy puedo contemplar esta gloria y regocijarme.
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
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