lunes, 1 de julio de 2019

Lección 185. Deseo la paz de Dios


*Lección 185. Deseo la paz de Dios*

1. Decir estas palabras no es nada. Pero decirlas de corazón lo es todo. Si pudieras decirlas de corazón, aunque sólo fuera por un instante, jamás volverías a sentir pesar alguno, en ningún lugar o momento. Recobrarías plena conciencia del Cielo, el recuerdo de Dios quedaría completamente reinstaurado y la resurrección de toda la creación plenamente reconocida.

2. No hay nadie que pueda decir estas palabras de todo corazón y no curarse. Ya no podría entretenerse con sueños o creer que él mismo es un sueño. No podría inventar un infierno y creer que es real. Desea la paz de Dios, y se le concede. Eso es todo lo que desea y todo lo que recibirá. Son muchos los que han dicho estas palabras. Pero ciertamente son muy pocos los que las han dicho de todo corazón. No tienes más que contemplar el mundo que ves a tu alrededor para cerciorarte de cuán pocos han sido. El mundo cambiaría completamente sólo con que hubiese dos que estuviesen de acuerdo en que esas palabras expresan lo único que ellos anhelan.

3. Dos mentes con un solo empeño se vuelven tan fuertes que lo que disponen se convierte en la Voluntad de Dios. Pues las mentes sólo se pueden unir en la verdad. En sueños, no hay dos mentes que puedan compartir la misma intención. Para cada una de ellas, el héroe del sueño es distinto, y el desenlace deseado no es el mismo. El perdedor y el ganador simplemente alternan de acuerdo con patrones cambiantes, según la proporción entre ganancia y pérdida y entre pérdida y ganancia adquiere un matiz diferente o adopta otra forma.

4. No obstante, lo único que se puede hacer en sueños es transigir. A veces ello adopta la forma de una unión, pero sólo la forma. En los sueños nada tiene significado, pues su meta es transigir. Las mentes no pueden unirse en sueños. Sólo pueden negociar. Mas ¿qué trato podrían hacer que les proporcionase la paz de Dios? Las ilusiones pasan a ocupar Su lugar. Y lo que Él es deja de tener significado para las mentes dormidas empeñadas en hacer tratos, cada cual en beneficio propio y a costa de la pérdida de otros.

5. Desear la paz de Dios de todo corazón es renunciar a todos los sueños. Pues nadie que diga estas palabras de todo corazón desea ilusiones o busca la manera de obtenerlas. Las ha examinado y se ha dado cuenta de que no le ofrecen nada. Ahora procura ir más allá de ellas, al reconocer que otro sueño sólo le ofrecería lo mismo que los demás. Para él, todos los sueños son uno. Y ha aprendido que la única diferencia entre ellos es la forma que adoptan, pues cualquiera de ellos suscitará la misma desesperación y zozobra que los demás.

6. La mente que desea la paz de todo corazón debe unirse a otras mentes, pues así es como se alcanza la paz. Y cuando el deseo de paz es genuino, los medios para encontrarla se le conceden en una forma tal que cada mente que honradamente la busca pueda entender. Sea cual sea la forma en que se presente la lección, ha sido planeada para él de tal forma que si su petición es sincera, no dejará de verla. Mas si su petición no es sincera, no habrá manera de que pueda aceptar la lección o realmente aprenderla.

7. Dediquemos hoy nuestra práctica a reconocer que nuestras palabras son sinceras. Deseamos la paz de Dios. No es éste un deseo vano. Estas palabras no piden que se nos dé otro sueño. No procuran transigir, ni es su afán hacer otro trato con la esperanza de que aún haya un sueño que pueda tener éxito cuando todos los demás han fracasado. Decir estas palabras de corazón es reconocer la futilidad de las ilusiones y pedir lo eterno en lugar de sueños cambiantes que parecen ofrecerte distintas cosas, pero que en realidad son igualmente insubstanciales.

8. Dedica hoy tus sesiones de práctica a escudriñar minuciosamente tu mente a fin de descubrir los sueños que todavía anhelas. ¿Qué es lo que realmente deseas de corazón? Olvídate de las palabras que empleas al hacer tus peticiones. Considera solamente lo que crees que te brindará consuelo y felicidad. Pero no te desalientes por razón de las ilusiones que aún perduran, pues la forma que éstas adoptan no es lo que importa ahora. No dejes que algunos sueños te resulten más aceptables, mientras que te avergüenzas de otros y los ocultas. Son todos el mismo sueño. Y puesto que todos son el mismo, debes hacer la siguiente pregunta con respecto a cada uno de ellos: "¿Es esto lo que deseo en lugar del Cielo y de la paz de Dios?"

9. Ésta es la elección que tienes ante ti. No te dejes engañar pensando que es de otra manera. En esto no es posible transigir. Pues o bien eliges la paz de Dios o bien pides sueños. Y éstos vendrán a ti tal como los hayas pedido. Mas la paz de Dios vendrá con igual certeza para permanecer contigo para siempre. No desaparecerá con cada curva o vuelta del camino, para luego reaparecer sin que sea reconocible, en formas que cambian y varían con cada paso que das.

10. Deseas la paz de Dios. Y eso es lo que desean también todos los que parecen ir en pos de sueños. Esto es lo único que pides tanto para ellos como para ti cuando haces esta petición con profunda sinceridad. Pues de esa manera procuras alcanzar lo que ellos desean realmente, y unes tu intención a lo que ellos quieren por encima de todas las cosas, hecho éste que tal vez les sea desconocido, si bien para ti es indudable. Ha habido ocasiones en las que has sido débil y en las que has estado indeciso acerca de tu propósito, inseguro con respecto a lo que quieres, adónde ir a buscarlo o adónde acudir en busca de ayuda. Mas la ayuda ya se te ha dado. ¿No la aprovecharías ahora compartiéndola?

11. Nadie que realmente busque la paz de Dios puede dejar de hallarla. Pues lo único que pide es dejar de engañarse a sí mismo, al negarse lo que la Voluntad de Dios dispone. ¿Quién que pida lo que ya es suyo podría quedar insatisfecho? ¿Quién que pida una respuesta que él puede dar puesto que dispone de ella puede decir que no se le ha contestado? La paz de Dios es tuya.

12. La paz fue creada para ti; tu Creador te la dio y la estableció como Su propio regalo eterno. ¿Cómo ibas a poder fracasar cuando tan sólo estás pidiendo lo que Él dispone para ti? ¿Y Cómo podría ser que lo que pides fuese solamente para ti? No hay ningún don de Dios que no sea para todos. Éste es el atributo que distingue a los dones de Dios de todos los sueños que jamás parecieron ocupar el lugar de la verdad.

13. Cuando un don de Dios ha sido pedido y aceptado por cualquiera, nadie pierde, sino que todos salen ganando. Dios da sólo con el propósito de unir. Para Él, quitar no tiene sentido. Y cuando tampoco lo tenga para ti, sabrás a ciencia cierta que compartes una sola Voluntad con Él, así como Él contigo. Y también sabrás que compartes una sola Voluntad con todos tus hermanos, cuya intención es la tuya.

14. Es esa única intención lo que buscamos hoy al unir nuestros deseos a la necesidad de cada corazón, al llamamiento de cada mente, a la esperanza que se encuentra más allá de toda desesperación, al amor que el ataque quisiera ocultar y a la hermandad que el odio ha intentado quebrantar, pero que aún sigue siendo tal como Dios la creó. Con semejante ayuda a nuestro lado, ¿cómo íbamos a poder fracasar hoy cuando pedimos que se nos conceda la paz de Dios?


*Lección 185 UCDM:
"Deseo la paz de Dios"

*Comentarios:



*Deseo la Paz de Dios by Edgar

Llevo unos días muy cansado y apático con mi realidad. Me juzgo una y otra vez por no continuar con las reflexiones del Curso, viendo que he perdido el guía que me hace vislumbrar en mi mente esas lecciones y que me son dictadas asiduamente. Cuando tomo conciencia, de que no es que no me salga la reflexión de esta lección, es que este juicio es la lección.

Todos perdemos la paz en algún momento de nuestras vidas, en algún instante que nos seguimos identificando con el ego. He estudiado año y medio de un "Coach de Nutrición y salud", 5 años de enseñanzas de "Un Curso de Milagros" y 10 meses del "Postgrado en Bioneuroemoción®" de Enric Corbera Institute... Pero, ¿quién estudia esto? ¿Desde dónde tengo la necesidad de aprender?

La pregunta carece de respuesta porque ya ha sido contestada, el ego se asoma una vez más en mi mente y me dice... "Te he vuelto a coger desprevenido"

Una vez me dijo mi maestro Pep, "la mente no necesita aprender, necesita recordar..." El ego se cuela en nuestras mentes más de lo que muchos están dispuestos a reconocer, en cada instante, en cada acción mundana, en cada situación que creemos tener el control. Cuando nos creemos espirituales, cuando aprendemos muchas formas de hacer conscientes nuestros programas inconscientes, a veces es cuando más juzgamos la otra polaridad.

El Curso lo dice por activa y por pasiva. En este mundo hemos venido a perdonar. Y ello implica ver el juicio que se sumerge en las profundidades de nuestra mente.

La Paz de Dios solo se alcanza, cuando perdonamos el juicio sobre lo que acontece.

"El mundo te empuja una y otra vez a defenderte y a luchar por lo que quieres, pero luchar no tiene nada que ver con la paz y lo que crees que quieres no tiene nada que ver con lo que realmente quieres, pues lo único que realmente quieres es la paz".

Y eso es lo que deseo hoy, la paz de Dios en mi mente. Fin del conflicto ya que nunca existió.


*Deseo la Paz de Dios by Pep
Hace algunos años, al menos aparentemente, empecé a replantearme algunos conceptos aprendidos en la biblia. No pude ni quise evitar mirarla de nuevo. Nuevos ojos para antiguos conceptos anclados en la ilusoriedad del tiempo. Ese es el resultado de mi encuentro con Un Curso De Milagros. Replantearse conceptos, ideas, aparentes enseñanzas arcaicas.

Esta vez recuerdo que se trataba de las bienaventuranzas.

"Bienaventurados los mansos porque ellos heredarán la tierra."

Por fin empecé a ver de otro modo. Ser manso no era una condición mundana, sino el efecto de un cambio en la percepción.

De igual modo encontramos en las bienaventuranzas…

"Bienaventurados los que buscan la Paz, pues ellos verán a Dios."

¡Wauuu! ¡La emoción me embarga!

Y es que ya tengo claro que percibir sólo puedo percibir desde el miedo o desde el Amor. Y hasta ahora todas mis *elecciones* me llevaban a la paz que el miedo te ofrece.

Me sentiré en paz cuando tenga trabajo, cuando tenga hijos, cuando mis hijos crezcan sanos y fuertes, cuando tenga novio o novia, cuando me amen, cuando me divorcie, cuando me jubile, cuando sea rico, e incluso cuando descanse entre los muertos.

Terrible decisión la de buscar la paz donde solo hay tristeza, dolor, Soledad, enfermedad, devastación y muerte.

No tengo que hacer nada más que aceptar que hay otra manera de ver y elegir a favor de ella. Sí, todavía percibo que no es todo, pero es un comienzo. Al menos desde la posición en la que me percibo, me doy cuenta de que estoy eligiendo a favor de esa Paz. Pero esta vez mi anhelo es otro. Esta vez todo me habla de Inclusión, de Luz, de Confianza, de Inocencia.

Si todo cuanto observamos es la expresión externa de una condición interna, puedes... debes recuperar las llaves de tu esencia, las llaves de la felicidad.

No hay nada externo a tí que no pueda ser visto desde una nueva expresión interna, no hay culpables, solo Luz mostrándote aquello que creíste ver como cierto y a ello te aferrabas como una verdad inamovible, cuando realmente solo era humo negro de ilusiones de percepción, tratando de ser el obstáculo que ocultara la verdad de tu esencia. Elegir esta otra forma de percibir es elegir a favor de la Paz de Dios AHORA.

¡¡Bendiciones preciosos aspectos de mí mismo!!!


~Vídeo de la lección: Arantxa Carrera Salas.


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