jueves, 11 de julio de 2019

Lección 193. Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda


*Lección 193. Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda*

1. El aprendizaje es algo que le es ajeno a Dios. Su Voluntad, no obstante, se extiende hasta lo que Él no entiende, en el sentido de que Él dispone que la felicidad que Su Hijo heredó de Él permanezca incólume, sea perpetua y por siempre en aumento, que se expanda eternamente en la dicha de la creación plena, que sea eternamente receptiva y absolutamente ilimitada en Él. Ésa es Su Voluntad. Por lo tanto, Su Voluntad provee los medios para garantizar que se cumpla.

2. Dios no ve contradicciones. Sin embargo, Su Hijo cree verlas. Por eso tiene necesidad de Alguien que pueda corregir su defectuosa manera de ver y ofrecerle una visión que lo conduzca de nuevo al lugar donde la percepción cesa. Dios no percibe en absoluto. Él es, no obstante, Quien provee los medios para que la percepción se vuelva lo suficientemente hermosa y verdadera como para que la luz del Cielo pueda resplandecer sobre ella. Él es Quien responde a las contradicciones de Su Hijo y Quien mantiene su inocencia a salvo para siempre.

3. Éstas son las lecciones que Dios quiere que aprendas. Su Voluntad se refleja en todas ellas, y ellas reflejan Su amorosa bondad para con el Hijo que Él ama. Cada lección encierra un pensamiento central, que se repite en todas ellas. Su forma es lo único que varía, según las circunstancias, los acontecimientos, los personajes o los temas, los cuales parecen ser reales, pero no lo son. Su contenido fundamental es el mismo y es éste: Perdona, y verás esto de otra forma.

4. Es cierto que no parece que todo pesar no sea más que una falta de perdón. No obstante, eso es lo que en cada caso se encuentra tras la forma. Esta uniformidad es lo que hace que el aprendizaje sea algo seguro, ya que la lección es tan simple que al final no se puede rechazar. Nadie se puede ocultar para siempre de una verdad tan obvia, que aunque se presenta en innumerables formas, se puede reconocer con la misma facilidad en todas ellas, sólo con desear ver la simple lección que allí se encierra.

5. Perdona, y verás esto de otra forma. Éstas son las palabras que el Espíritu Santo te dice en medio de todas tus tribulaciones, todo dolor y todo sufrimiento, sea cual sea la forma en que se manifiesten. Éstas son las palabras con las que a la tentación le llega su fin, y la culpabilidad, abandonada ahora, deja de ser objeto de reverencia. Éstas son las palabras que ponen fin al sueño de pecado y eliminan todo miedo de la mente. Éstas son las palabras mediante las cuales al mundo entero le llega la salvación.

6. ¿No deberíamos acaso aprender a decir estas palabras cada vez que nos sintamos tentados de creer que el dolor es real y la muerte se vuelva nuestra elección en lugar de la vida? ¿No deberíamos acaso aprender a decirlas una vez que hayamos comprendido el poder que tienen para liberar a todas las mentes de la esclavitud? Éstas son palabras que te dan poder sobre todos los acontecimientos que parecen tener control sobre ti. Ves esos acontecimientos correctamente cuando mantienes estas palabras en tu conciencia, sin olvidarte de que son aplicables a todo lo que ves o a todo lo que cualquier hermano contemple erróneamente.

7. ¿Cómo puedes saber cuándo estás viendo equivocadamente o cuándo no está alguien percibiendo la lección que debería aprender? ¿Parece ser real el dolor en dicha percepción? Si lo parece, ten por seguro que no se ha aprendido la lección, y que en la mente que ve el dolor a través de los ojos que ella misma dirige permanece oculta una falta de perdón.

8. Dios no quiere que sigas sufriendo de esa manera. Él quiere ayudarte a que te perdones a ti mismo. Su Hijo no recuerda quién es, y Dios no quiere que se olvide de Su Amor ni de todos los dones que Su Amor trae consigo. ¿Renunciarías ahora a tu propia salvación? ¿Dejarías acaso de aprender las sencillas lecciones que el Maestro celestial pone ante ti para que todo dolor desaparezca y el Hijo pueda recordar a su Padre?

9. Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que aprendas. Él no deja ningún pensamiento rencoroso sin corregir, ni que ninguna espina o clavo lastime en modo alguno a Su santo Hijo. Él quiere asegurarse de que su santo descanso permanezca sereno e imperturbable, sin preocupaciones, en un hogar eterno que cuida de él. Él quiere que todas las lágrimas sean enjugadas y que no quede ni una sola más por derramar, ni ninguna que sólo esté esperando el momento señalado para brotar. Pues Dios ha dispuesto que la risa reemplace a cada una de ellas y que Su Hijo sea libre otra vez.

10. Hoy trataremos de superar en un solo día miles de aparentes obstáculos a la paz. Deja que la misericordia llegue a ti cuanto antes. No trates de posponer su llegada ni un sólo día, minuto o instante más. Para eso se hizo el tiempo. Úsalo hoy para lo que es. Dedica, mañana y noche, el tiempo que puedas a lo que éste tiene como propósito, y no permitas que el tiempo que dediques sea menos que el que sea necesario para satisfacer tu más imperiosa necesidad.

11. Da todo lo que puedas, y luego da un poco más. Pues ahora nos levantaremos apresuradamente e iremos a casa de nuestro Padre. Hemos estado ausentes demasiado tiempo y ya no queremos seguir demorándonos más aquí. Según practicamos, pensemos en todas las cosas con las que nos hemos quedado para resolverlas por nuestra cuenta y que hemos mantenido fuera del alcance de la curación. Entreguémoselas a Aquel que sabe cómo contemplarlas de manera que desaparezcan. La verdad es Su mensaje; la verdad es Su enseñanza. Suyas son las lecciones que Dios quiere que aprendamos.

12. Hoy, y en los días venideros, dedica un poco de tiempo cada hora a practicar la lección del perdón tal como se indique. Trata de aplicarla a lo acontecido en esa hora, de manera que la próxima esté libre de todo ello. De esta manera, las cadenas del tiempo se desatarán fácilmente. No dejes que ninguna hora arroje su sombra sobre la siguiente, y cuando haya transcurrido, deja que todo lo acontecido se vaya con ella. De este modo, permanecerás libre y en paz eterna en el mundo del tiempo.

13. Esta es la lección que Dios quiere que aprendas: Hay una manera de contemplarlo todo que te acerca más a Él y a la salvación del mundo. A todo lo que habla de terror, responde de esta manera: Perdonaré, y esto desaparecerá. Repite estas mismas palabras ante toda aprensión, preocupación o sufrimiento. Y entonces estarás en posesión de la llave que abre las puertas del Cielo y que hace que el Amor de Dios el Padre llegue por fin hasta la tierra para elevarla hasta el Cielo. Dios Mismo dará este paso final. No te niegues a dar los pequeños pasos que te pide para que puedas llegar hasta Él.


~Lección 193 UCDM:
"Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda"

*Comentario:

En el mundo espiritual, siempre se nos dice, que estamos en el lugar perfecto, en el momento justo, en las circunstancias adecuadas para aprender algo que nos haga aumentar nuestra conciencia. Y eso es una realidad palpable de toda persona que elige despertar. 

En el proceso de darnos cuenta, las creencias juegan un papel fundamental, a veces nos limitan y otras nos potencian, oscilamos siempre entre ambas polaridades en todo en la vida y dependiendo de que mente empleamos (la mente recta o la mente errada) manifestarnos un estado emocional u otro. 

Como en el de cualquier otro tipo de aprendizaje, se van sucediendo una serie de etapas de forma natural. Saber cuáles son nos pueden ayudar a gestionar el estrés y la frustración que, en ocasiones, pueden conllevar los cambios emocionales.

Incompetencia inconsciente:
Es el punto previo al proceso de cambio. En este momento puede haber una intención de cambio pero aún no sabemos qué cambiar, no sabemos dónde se encuentra la dificultad. Por ello decimos que es una incompetencia inconsciente, es algo que no sabemos cómo realizar, pero ni siquiera somos conscientes de ello. Sería como decir “No sé qué es lo que no sé”. Normalmente vivimos inmersos en este estado con respecto a muchas competencias que no nos son de utilidad. No hay actividad ni movimiento intelectual alguno con respecto a esta incompetencia.  

Ejemplo: "Un niño de 4 años viendo a sus padres conducir, aún no sabe la complejidad que implica (puede pensar que se maneja solo moviendo el volante), pero tampoco necesita aprenderlo de momento. Él no sabe que «no sabe conducir»". 

Incompetencia consciente:
Se trata del primer paso hacia el aprendizaje. Es cuando, al menos, nos damos cuenta de aquello que queremos aprender, aunque aún no seamos capaces de llevarlo a cabo. Es todo aquello que descubrimos en nosotros y que no nos gusta pero seguimos realizando. Se manifiesta la necesidad del cambio, es el primer movimiento hacia el aprendizaje. Ya sabemos lo que «no sabemos», y por este motivo podemos comenzar a aprenderlo. Es una etapa crítica ya que es fácil caer en la impotencia y el desánimo. Aquí es muy importante entender que es parte imprescindible del proceso y que es el momento de seguir adelante con determinación.

"El niño va creciendo y se da cuenta que para conducir hay que cambiar de marcha, usar embrague, freno y acelerador con los pies mientras se usa el volante con las manos, hay todo un código de circulación que condiciona la conducción e incluso asuntos mecánicos y técnicos que han de tenerse en cuenta. Ya sabe que «no sabe» conducir".

Competencia consciente:
Se produce cuando ya hemos aprendido algo pero aún lo hacemos de una forma artificial, dedicando muchos recursos atencionales para llevarlo a cabo. Es un periodo que requiere de paciencia y perseverancia ya que, aunque hayamos aprendido a llevar a cabo el nuevo aprendizaje, conducta o creencia, aún debemos estar muy atentos para funcionar de esa nueva forma. Ahora somos muy concientes de que sabemos algo, le prestamos un gran espacio mental, necesitamos tenerlo muy presente de momento.

Ejemplo: "El niño crece, cumple 18 años y aprende a conducir. Los primeros días va repitiéndose internamente qué significan las señales, cuándo ha de cambiar de marcha o regulando la presión que ha de ejercer en el pedal de freno. Le cuesta conducir y lo hace desde un gran estado de activación".

Competencia inconsciente:
Se produce cuando el aprendizaje está ya integrado, tanto es así que ni recordamos que lo sabemos, ya forma parte de nosotros. Es importante tener esta etapa en cuenta ya que, en ocasiones, puede distorsionar la valía de todo aquello que hemos aprendido. Tan importante es saber aquello que debemos aprender como saber aquello que hemos conseguido aprender y cambiar a lo largo de nuestra vida. Aunque ahora muchas cosas de las que «somos» las demos por hechas y supuestas, hubo un día en que tuvimos que aprenderlas. Es interesante ver cómo las aprendimos, dónde y por qué.  

Ejemplo: "Con el paso de los meses y la práctica continua, llega un momento en que ya puede conducir sin pensar ni siquiera en cómo está conduciendo, de una forma natural, espontánea. Cuando conduce puede ir pensando en otras cosas, hablar con otras personas e incluso abstraerse hasta tal punto de no recordar el camino que usó para ir a casa".

Si extrapolamos este ejemplo mundano a las enseñanzas de estas lecciones, podriamos poner un ejemplo más en línea con lo que este maravilloso libro azul nos quiere mostrar y a la que esta competencia consciente nos quiere hacer llegar el Curso. 

- Al principio en la incompetencia inconsciente no sabemos que tenemos un ego, que podemos vigilar nuestros pensamientos y elegir cambiarlos. 

- En segundo lugar, pasamos a la incompetencia consciente cuando ya sabemos que tenemos un ego, pero no sabemos bien como dominarlo o como cambiar un pensamiento del ego por uno del Espíritu Santo. 

- En este tercer punto, pasamos a la fase de competencia consciente donde ponemos un cierto esfuerzo por vigilar a nuestro ego, no identificarnos con el y como consecuencia podemos cambiar nuestros pensamientos egoicos, por los pensamientos del espíritu. 

- El último paso sería la competencia inconsciente, donde de forma automática nos pasan pensamientos del ego por la cabeza, pero ni nos inmutamos, no reaccionamos a ellos, sabemos que están ahí pero que son pura ilusión y en consecuencia vivimos más felices y permanecemos en un estado de paz duradero. 

Como dice el Curso en estos dos fragmentos con los que doy por finalizada esta lección:

"Permanezcamos muy quedos por un instante y olvidémonos de todas las cosas que jamás hayamos aprendido, de todos los pensamientos que hayamos abrigado y de todas las ideas preconcebidas que tengamos acerca de lo que las cosas significan y de cuál es su propósito. Olvidémonos de nuestras propias ideas acerca del propósito del mundo, pues no lo sabemos. Dejemos que toda imagen que tengamos acerca de cualquier persona se desprenda de nuestras mentes y desaparezca" (T-31. I. 12)

"No abrigues ningún juicio, ni seas consciente de ningún pensamiento, bueno o malo, que jamás haya cruzado tu mente con respecto a nadie. Ahora no lo conoces. Pero eres libre de conocerlo, y de conocerlo bajo una nueva luz. Ahora él renace para ti, y tú para él, sin el pasado que lo condenó a morir, y a ti junto con él. Ahora él es tan libre para vivir como lo eres tú porque una vieja lección que se había aprendido ha desaparecido, dejando un sitio donde la verdad puede renacer" (T-31. I. 12).

~Comentario: Edgar Doménech Macías. 


~Vídeo de la lección: Arantxa Carrera Salas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si quieres que te resuelva cualquier pregunta no dudes en ponerte en contacto conmigo a través de e-mail, estaré encantado de ayudarte: edgardomenechcoach@hotmail.com
También puedes buscarme en Facebook como Edgar Doménech Macías.