jueves, 6 de junio de 2019

T18. II. La base del sueño


*T18. II. La base del sueño*

1. ¿No es  acaso  cierto  que  de  los  sueños  surge  un mundo  que  parece  ser muy real?  Mas  examina  lo que  es  ese  mundo. Obviamente  no es  el  mundo que  viste  antes  de  irte  a  dormir.  Es  más  bien  una distorsión  de  él, urdida  exclusivamente  en  torno a  lo que  tú hubieses  preferido que  ocurriese. En él eres  "libre" para  reconstruir  lo que  parecía  atacarte,  y convertirlo en un tributo a  tu ego, que  se indignó  por el  "ataque".  Ése  no sería  tu  deseo a  menos  que  no te  identificases  a  ti  mismo con  el  ego, que  siempre  se  ve  a  sí  mismo, y,  por lo tanto,  a  ti,  como sometido a  un constante  ataque  y sumamente  vulnerable  a  él.

2. Los  sueños  son caóticos  porque  están regidos  por tus  deseos  conflictivos, y así, lo  que  es  verdad les  trae  sin cuidado. Son el  mejor ejemplo  de  cómo  se  puede  utilizar la  percepción  para  substituir a la  verdad por ilusiones.  Al  despertar no los  tomas  en serio, pues  el  hecho de  que  la  realidad  se  viola tan  radicalmente  en  ellos  resulta  evidente.  Sin embargo, son una  manera  de  ver  el  mundo  y de cambiarlo para  que  se  adapte  mejor  al  ego.  Son ejemplos  impresionantes, tanto  de  la  incapacidad del  ego para  tolerar  la  realidad,  como del  hecho de  que  tú estás  dispuesto  a  cambiar la  realidad para beneficiarlo a  él.

3. La  diferencia  entre  lo  que  ves  en sueños  y lo que  ves  al  despertar  no te  resulta  inquietante. Reconoces  que  lo  que  ves  al  despertar se  desvanece  en los  sueños.  Al  despertar,  no obstante,  no esperas  que  haya  desaparecido. En  los  sueños  eres  tú  quien determina  todo. Las  personas  se convierten  en lo que  tú quieres  que  sean y hacen  lo que  tú les  ordenas. No se  te  impone  ningún límite  en cuanto a  las  substituciones  que  puedes  llevar a  cabo.  Por algún tiempo  parece  como si  se te  hubiese  dado  el  mundo  para  que  hicieses  de  él  lo que  se  te  antojase. No te  das  cuenta  de  que  lo estás  atacando  y tratando  de  subyugarlo para  que  se  avenga  a  tus  deseos.

4. Los  sueños  son desahogos  emocionales  en el  nivel  de  la  percepción  en los  que  literalmente profieres  a  gritos:  "¡Quiero  que  las  cosas  sean así!"  Y  aparentemente  lo consigues. Mas  los  sueños son inseparables  de  su fuente.  La  ira  y el  miedo los  envuelven, y en  cualquier instante  la  ilusión  de satisfacción  puede  ser invadida  por la  ilusión de  terror.  Pues  el  sueño de  que  tienes  la  capacidad de controlar la  realidad y de  substituirla  por un mundo que  prefieres  es  aterrante.  Tus  intentos  de eliminar la  realidad son aterradores, pero no estás  dispuesto a  aceptar esto. Por lo tanto, lo substituyes  con la  fantasía  de  que  la  realidad  es  lo que  es  aterrador,  y no lo que  tú  quieres  hacer  de ella.  Y  de  este  modo la  culpabilidad  se  vuelve  real.

5. Los  sueños  te  muestran que  tienes  el  poder de  construir un mundo a  tu gusto, y que  por el  hecho de  desearlo lo  ves.  Y  mientras  lo  ves  no dudas  de  que  sea  real. Mas  he  ahí  un mundo,  que  aunque claramente  existe  sólo en  tu mente, parece  estar  afuera. No reaccionas  ante  él  como si  tú  mismo lo hubieses  construido, ni  te  das  cuenta  de  que  las  emociones  que  el  sueño  suscita  no pueden  sino proceder de  ti.  Los  personajes  del  sueño y sus  acciones  parecen dar lugar al  sueño.  No te  das  cuenta de  que  eres  tú el  que  los  hace  actuar  por ti,  ya  que, si  fueses  tú el  que  actuase, la  culpa  no recaería sobre  ellos, y la  ilusión de  satisfacción  desaparecería. Estos  hechos  no son ambiguos  en los  sueños. Pareces  despertar,  y el  sueño desaparece. Pero lo  que  no reconoces  es  que  lo que  dio  origen al  sueño no desapareció  con él.  Tu deseo de  construir otro  mundo que  no es  real  sigue  vivo en  ti.  Y  pareces despertar a lo que no es sino otra forma de ese mismo mundo que viste en tus sueños. Estás soñando continuamente. Lo único que es diferente entre los sueños que tienes cuando duermes y los que tienes cuando estás despierto es la forma que adoptan, y eso es todo. Su contenido es el mismo. Constituyen tu protesta contra la realidad, y tu idea fija y demente de que la puedes cambiar. En los sueños que tienes mientras estás despierto, la relación especial ocupa un lugar especial. Es el medio con el que tratas de que los sueños que tienes mientras duermes se hagan realidad. De esto no puedes despertar. La relación especial representa tu resolución de mantenerte aferrado a la irrealidad, y de impedirte a ti mismo despertar. Y mientras le otorgues más valor a estar dormido que a estar despierto, no querrás despertar.

6. El Espíritu Santo, siempre práctico en Su sabiduría, acepta tus sueños y los emplea en beneficio de tu despertar. Tú te habrías valido de ellos para seguir durmiendo. Dije antes que el primer cambio que tiene que producirse antes de que los sueños desaparezcan, es que tus sueños de miedo se conviertan en sueños felices. Eso es lo que el Espíritu Santo hace en la relación especial. No la destruye ni te priva de ella. Pero sí la usa de manera diferente, a fin de ayudarte a que Su propósito se vuelva real para ti. Seguirás teniendo una relación especial, pero no será una fuente de dolor o de culpabilidad, sino de dicha y liberación. No será sólo para ti, pues en eso reside su infortunio. De la misma manera en que su falta de santidad la mantiene como algo aparte, su estado de santidad la convierte en una ofrenda para todo el mundo.

7. Tu relación especial se convertirá en el medio de erradicar la culpabilidad en todos los que son bendecidos a través de tu relación santa. Será un sueño feliz, y uno que compartirás con todo aquel que se cruce en tu camino. La bendición que el Espíritu Santo ha derramado sobre tu relación santa se extenderá a través de ella. No creas que Él se ha olvidado de nadie en el propósito que te ha dado. Y no pienses que se ha olvidado de ti a quien Él dio el regalo. Él se vale de todo aquel que lo invoca como medio para la salvación de todos. Y Él los despertará a través de ti que le ofreciste tu relación a Él. ¡Si tan sólo reconocieses Su gratitud! ¡O la mía a través de la Suya! Pues estamos unidos en un solo propósito, al ser de un mismo sentir con Él.

8. No permitas que el sueño se apodere de ti y te haga cerrar los ojos. No es extraño que los sueños puedan dar lugar a un mundo irreal. Lo que sí es increíble es que tengas el deseo de hacer eso. Tu relación con tu hermano se ha convertido en una relación en la que ese deseo ha sido eliminado, pues su propósito ha sido trocado de uno de sueños a uno de verdad. Mas no estás seguro de esto porque piensas que quizá eso sea lo que es el sueño. Estás tan acostumbrado a elegir entre sueños, que no te das cuenta de que por fin has elegido entre la verdad y todas las ilusiones.

9. El Cielo, no obstante, es algo seguro. Esto no es un sueño. Su llegada significa que has elegido la verdad, y que ésta ha llegado porque has estado dispuesto a permitir que tu relación especial satisfaga sus condiciones. El Espíritu Santo ha depositado dulcemente el mundo real en tu relación: el mundo de sueños felices, desde los cuales despertar es algo tan fácil y natural. Pues del mismo modo en que los sueños que tienes cuando estás dormido y los que tienes cuando estás despierto son una representación de los deseos que albergas en tu mente, así también el mundo real y la verdad del Cielo están unidos en la Voluntad de Dios. El sueño del despertar se convierte fácilmente en realidad. Pues ese sueño refleja tu voluntad unida a la Voluntad de Dios. Y lo que esta Voluntad dispone que se haga jamás ha dejado de hacerse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si quieres que te resuelva cualquier pregunta no dudes en ponerte en contacto conmigo a través de e-mail, estaré encantado de ayudarte: edgardomenechcoach@hotmail.com
También puedes buscarme en Facebook como Edgar Doménech Macías.