lunes, 10 de junio de 2019

Lección 163. La muerte no existe. El Hijo de Dios es libre


*Lección 163. La muerte no existe. El Hijo de Dios es libre*

1. La muerte es un pensamiento que adopta muchas formas, las cuales a menudo no se reconocen. La muerte puede manifestarse en forma de tristeza, miedo, ansiedad o duda; en forma de ira, falta de fe y desconfianza; preocupación por el cuerpo, envidia, así como en todas aquellas formas en las que el deseo de ser como no eres pueda venir a tentarte. Todos esos pensamientos no son sino reflejos de la veneración que se le rinde a la muerte como salvadora y portadora de la liberación.

2. En cuanto que encarnación del miedo, anfitrión del pecado, dios de los culpables y señor de toda ilusión y engaño, el pensamiento de la muerte parece ser muy poderoso. Pues parece encerrar a todas las cosas vivientes en sus marchitas manos y a todos los deseos y esperanzas en su puño funesto, así como percibir toda meta únicamente a través de sus ojos invidentes. Los débiles, los indefensos, así como los enfermos se postran ante su imagen, al pensar que sólo ella es real, inescapable y digna de su confianza. Pues la muerte es lo único que inevitablemente llegará.

3. Todas las cosas excepto la muerte parecen ser inciertas y perderse demasiado pronto independientemente de cuán difícil haya sido adquirirlas. Ninguna de ellas parece ofrecernos seguridad con respecto a lo que nos ha de brindar, y son propensas a defraudar las esperanzas que una vez nos hicieron abrigar y a dejar tras sí un mal sabor de boca, en lugar de aspiraciones y sueños. Pero con la muerte se puede contar. Pues vendrá con pasos firmes cuando haya llegado su hora. Jamás cesará de tomar todo lo que tiene vida como rehén.

4. ¿Te postrarías ante ídolos como éste? Aquí la fortaleza y el poderío de Dios Mismo se perciben dentro de un ídolo hecho de barro. Aquí se proclama que lo opuesto a Dios es señor de toda la creación, más fuerte que la Voluntad de Dios por la vida, o que la infinitud del amor y la perfecta e inmutable constancia del Cielo. Aquí por fin se derrota la Voluntad del Padre y del Hijo, y se entierra bajo la lápida que la muerte ha colocado sobre el cuerpo del santo Hijo de Dios.

5. Impío ahora debido a la derrota, el Hijo de Dios se ha convertido en lo que la muerte quiere hacer de él. En su epitafio, que la propia muerte ha escrito, no se menciona su nombre, pues ha pasado a ser polvo. En él sólo se menciona lo siguiente: "Aquí yace un testigo de que Dios ha muerto". Y esto es lo que la muerte escribe una y otra vez, mientras sus veneradores asienten, y, postrándose con sus frentes en el suelo, susurran llenas de miedo que así es.

6. Es imposible venerar a la muerte en cualquiera de las formas que adopta, y al mismo tiempo seleccionar unas cuantas que no favoreces y que incluso deseas evitar, mientras sigues creyendo en el resto. Pues la muerte es total. O bien todas las cosas mueren, o bien todas viven y no pueden morir. En esto no hay términos medios. Pues aquí nos encontramos de nuevo ante algo que es obvio y que debemos aceptar si queremos gozar de cordura: lo que contradice totalmente un pensamiento no puede ser verdad, a menos que se haya demostrado la falsedad de su opuesto.

7. La idea de que Dios ha muerto es algo tan descabellado que incluso a los dementes les resulta difícil creerlo. Pues implica que Dios estuvo vivo una vez y que de alguna manera murió, aparentemente asesinado por aquellos que no querían que sobreviviese. Al ser la voluntad de éstos más fuerte, pudo vencer a la Suya y, de esta manera, la vida eterna sucumbió ante la muerte. Y al morir el Padre, murió también el Hijo.

8. Puede que los que veneran la muerte tengan miedo. Sin embargo, ¿pueden ser realmente temibles estos pensamientos? Si se diesen cuenta de que eso es lo que creen, se liberarían de inmediato. Esto es lo que tú les vas a mostrar hoy. La muerte no existe, y renunciamos a ella en todas sus formas, por la salvación de ellos, así como por la nuestra. Dios no creó la muerte. Cualquier forma que adopte, por lo tanto, tiene que ser una ilusión. Ésta es la postura que hoy adoptamos. Y se nos concede poder mirar allende la muerte, y ver la vida que se encuentra más allá.

9. Padre nuestro, bendice hoy nuestros ojos. Somos Tus emisarios, y deseamos contemplar el glorioso reflejo de Tu Amor que refulge en todas las cosas. Vivimos y nos movemos únicamente en Ti. No estamos separados de Tu vida eterna. La muerte no existe, pues la muerte no es Tu Voluntad. Y moramos allí donde Tú nos ubicaste, en la vida que compartimos Contigo y con toda cosa viviente, para ser como Tú y parte de Ti para siempre. Aceptamos Tus Pensamientos como nuestros, y nuestra voluntad es una con la Tuya eternamente. Amén.


~Lección 163 UCDM:
"La muerte no existe, el hijo de Dios es libre" 

*Comentario:

Que utopía, nos pasamos la vida temiendo a la muerte que estamos muertos en vida. Cada día lo pasamos entre los "debo hacer... " o "tengo que... " que nos perdemos el instante presente, y en consecuencia, nos perdemos la esencia de la vida. 

Todo, absolutamente todo en la vida se basa entorno a las creencias y las percepciones acerca de lo que ocurre, que a su vez son juicios sobre todo lo que nos podamos imaginar. 

Por ejemplo, ¿cómo podemos saber que es la muerte si no la hemos experimentado? Sabemos que nuestros seres queridos, o la gente de nuestro alrededor se va a otro lugar y que abandona el cuerpo. Eso sería el pensamiento descriptivo o de primer orden de realidad, pero casi nunca pensamos así, sino percibiendo lo que tenemos delante con nuestras interpretaciones personales basadas en nuestras experiencias de vida o juzgando esas percepciones, interpretaciones o experiencias. 

El nivel de los juicios es terriblemente profundo, están en nuestra mente en cada instante y juzgamos la muerte sin saber lo que es, y sin saberlo sufrimos por ello. Igual que temer a Dios, es una creencia absurda, temer a la muerte igualmente lo es. El Curso ya dice que "si se viera la muerte como el fin del dolor, ¿se le tendría miedo?" 
Y es que a lo que debemos temer, es a nuestra vida, si no la empleamos para vivir. Esto es mucho más temible que un concepto abstracto como la muerte, donde sin duda habremos regresado a los brazos de Dios y dejaremos de sufrir por un mundo de ilusiones cargado de películas mentales que nos hacen sufrir. 

Mi reflexión para hoy, es que vivas el presente, que permanezcas en ese estado la mayor parte del tiempo posible y si algún pensamiento sobre la muerte te acecha te digas para tus adentros: 
"la muerte no es lo que he creído que es, porque el Hijo de Dios no puede morir, solo regresar a casa que es de donde vino"

¿Qué verías si no tuvieses miedo de la muerte? ¿Qué sentirías y pensarías si la muerte no te atrajese? Simplemente recordarías a tu Padre. Recordarías al Creador de la vida, la Fuente de todo lo que vive, al Padre del universo y del universo de los universos, así como de todo lo que se encuentra más allá de ellos. Y conforme esta memoria surja en tu mente, la paz tendrá todavía que superar el obstáculo final, tras el cual se consuma la salvación y al Hijo de Dios se le restituye completamente la cordura. Pues ahí acaba tu mundo.
- Un Curso de Milagros T19.IV.D.1

~Comentario: Edgar Doménech Macías. 




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